Con motivo de la enfermedad de Juan Pablo II,(Roma 1-IV-2005
En medio de la paz que siempre nos ha transmitido el Santo Padre, vivimos horas de ansiedad por la salud de nuestro queridísimo Juan Pablo II. Me han llegado noticias de que también hoy ha querido rezar el Via Crucis, y ha vuelto a meditar acerca de los sufrimientos de Nuestro Señor. Nos unimos a las oraciones del Papa, que está dejando bien patente la seguridad en el dolor, que proviene de estar con Jesucristo. Rezo por Su Santidad, por todo lo que tenga en su alma. Y pido a Dios que le acompañe, que le llene con su luz y le inunde aún más de serenidad. Pienso que interpreto las intenciones de tantísimas personas si afirmo que, especialmente los católicos, querríamos estar junto a su lecho, acompañarle minuto tras minuto, no separarnos de él, ni de día ni de noche. Podemos hacerlo, con la oración. Hoy es primer viernes de mes: un buen momento para pedir al Señor en la Eucaristía por nuestro amadísimo Papa.
Romana, n. 40, enero-junio 2005, p. 77.