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Galicia, Castilla León y Asturias: 1 a 7 de julio de 2022

Del 1 al 7 de julio, Mons. Fernando Ocáriz ha recorrido Galicia, Castilla y León y Asturias. En las tres regiones ha participado en encuentros con diferentes grupos de personas —familias, enfermos, miembros del Opus Dei y amigos— y ha saludado a buen número de obispos de las distintas diócesis en las que ha transcurrido el viaje.

El primer día, 1 de julio, en Santiago de Compostela, donde ha residido durante su estancia en Galicia, recibió a directivos y padres de familia de diversas iniciativas educativas, como las escuelas familiares agrarias As Neves, Fonteboa y Piñeiral y otros colegios de enseñanza media, a quienes agradeció vivamente la labor que llevan a cabo.

En el curso de un encuentro que tuvo con un buen grupo de personas en el Colegio Mayor La Estila, después de hacer algunas consideraciones con pie en la liturgia del día invitó a los asistentes a preguntarle o contarle lo que desearan. Un joven venezolano, estudiante de medicina en la Universidad de Santiago, y un pastor que se dedica a la cría de ovejas y cabras, recientemente galardonado por su contribución a la mejora del ganado de raza gallega, relataron con sencillez sus historias personales. Antes de poner fin al encuentro, monseñor Ocáriz animó a todos a rezar mucho por el Papa y a seguir sus enseñanzas, porque la labor que tiene —afirmó— es muy dura y no le faltan incomprensiones.

Un segundo encuentro con fieles del Opus Dei y otras personas del ambiente apostólico de la Prelatura tuvo lugar, de nuevo en La Estila, el sábado 2 de julio a las doce del mediodía. Aún hubo un tercer encuentro, el domingo 3 de julio por la mañana, al que asistieron más de 700 personas. Una escritora de Ferrol, madre de doce hijos, le regaló su último libro y le pidió una bendición por sus bodas de plata matrimoniales. También tomó la palabra una mujer ugandesa, conversa al catolicismo.

El 2 de julio por la tarde, el Prelado concelebró la Santa Misa en la catedral compostelana con el arzobispo de Santiago y ochenta sacerdotes. El templo lucía sus mejores galas tras la restauración. El coro vigués Montecastelo-Acacias amenizó con sus cantos la ceremonia. Antes de la homilía del Prelado, una mujer leyó en gallego la petición al Apóstol que es tradicional realizar en los años santos. Además de agradecer las peregrinaciones de san Josemaría a este lugar santo y la extensión por toda Galicia, gracias a la semilla que él plantó, de la llamada a la santidad en la vida ordinaria, pidió para todos los fieles de la Obra la gracia de perseverar en la misión de seguir esparciéndola en todos los ambientes de la sociedad, acompañados del arzobispo y del prelado del Opus Dei. Tras la bendición final, el arzobispo, monseñor Julián Barrio, pronunció unas palabras de agradecimiento a los presentes y tuvo un recuerdo particular para José Ocáriz, hermano del prelado del Opus Dei, que había fallecido pocas horas antes en Barcelona: «De manera especial quiero agradecer a monseñor Fernando Ocáriz, prelado de la Obra, que haya querido estar esta tarde con nosotros, acompañado de tantos fieles de la Prelatura. Por mi parte también ha sido una gran satisfacción poder encontrarme con vosotros y contar con vuestro afecto. Rezaré por vosotros y por vuestras intenciones o preocupaciones. De manera especial, hoy encomiendo a los fieles de la Obra que el Señor ha llamado a su presencia. De modo particular queremos encomendar a don José, hermano de monseñor Ocáriz, a quien el Señor ha llamado a su presencia esta noche. Que el apóstol Santiago, con la intercesión de nuestra Madre Santa María y de san Josemaría, los haya acompañado al Pórtico definitivo de la Gloria».

El 4 y el 5 de julio, el Prelado estuvo en Valladolid. Los dos días tuvo reuniones con grupos numerosos de personas: una el 4 y dos el 5. En la del día 4 causó sorpresa e hilaridad la intervención de un padre de once hijos que se hicieron famosos, hace dos años, por «el único mérito» (así se expresó, con desenfada modestia) de contagiarse todos con el covid el 14 de marzo de 2020, justo cuando se declaró la pandemia en España. Otros testimonios de vida hablaban de historias más duras: una mujer, madre de tres hijos, que ha sido abandonada por su marido; una psiquiatra que trabaja con adolescentes con problemas mentales; etc.

Por la noche del día 4, algunos estudiantes de Valladolid, Palencia, Burgos y Salamanca que acuden a medios de formación en centros de la Prelatura le agasajaron con un simpático festival.

El 6 y el 7 de julio, el Prelado estuvo en Oviedo, capital del principado de Asturias.

En la catedral, el día 6, concelebró la Santa Misa con el arzobispo de la diócesis, monseñor Jesús Sanz Montes, y con medio centenar de sacerdotes. También participaron numerosos fieles de la Prelatura, así como familiares y amigos. Previamente el Prelado había tenido un encuentro privado de casi media hora con monseñor Sanz.

Al inicio de la ceremonia, el arzobispo manifestó su gratitud por la visita: «El hecho de que Vd. haya accedido a concelebrar conmigo y a dirigirnos luego su palabra de padre nos llena de gozo y se lo agradecemos de corazón». Mons. Sanz hizo hincapié en «el regalo eclesial del legado carismático de san Josemaría» y en la capilaridad de la presencia del Opus Dei en su archidiócesis a través del empeño de los hombres y mujeres de la Prelatura en diversos ambientes profesionales y en el servicio a la sociedad. Asimismo, expresó sus condolencias por el reciente fallecimiento de José Ocáriz, hermano de D. Fernando, por quien se ofreció la Santa Misa.

En su homilía, el Prelado, tomando pie del evangelio de la Misa —votiva de san Josemaría—, invitó a considerar que Jesús también hoy «se encuentra a la orilla del inmenso mar de la historia humana» y los hombres, consciente o inconscientemente, le buscan. Animó a «testimoniar con coraje y sin complejos la fe» y a remar mar adentro con esperanza, sin caer en un pesimismo indolente: «Todos vosotros, y de una manera especial los jóvenes, tenéis que recoger y actualizar esa misión de transformar la sociedad, potenciando todos los aspectos positivos que tiene nuestro mundo moderno».

En las preces no faltó una plegaria por los afectados por la guerra y los «descartados» de la sociedad, así como por monseñor Gabino Díaz Merchán, arzobispo de Oviedo durante casi 33 años (1969-2002) y presidente de la Conferencia Episcopal Española entre 1981 y 1987, recientemente fallecido.

Al término de la eucaristía, a la que asistieron unas 1.500 personas, el arzobispo instó afectuosamente al prelado del Opus Dei a volver pronto.

En la mañana del jueves 7 de julio, monseñor Ocáriz predicó una meditación y celebró la Misa para algunas personas de la Asociación Torla, de Oviedo, dedicada al impulso de actividades de formación humana y cristiana para jóvenes.

Romana, n. 75, Julio-Diciembre 2022, p. 187-189.

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