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Audiencia papal a la Pontificia Universidad de la Santa Cruz

El 29 de mayo, el Santo Padre Juan Pablo II recibió en audiencia a una representación numerosa de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, que está confiada a la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, y tiene su sede en Roma.

El Papa recorrió la Sala Clementina —donde tuvo lugar el acto— saludando a muchos de los asistentes, en medio de un aplauso afectuoso.

El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, le dirigió unas palabras de saludo en calidad de Gran Canciller de la Pontificia Universidad. Dio las gracias a Juan Pablo II por los eventos que se celebraban: el decimoquinto aniversario de dicha institución universitaria y su elevación por el Santo Padre al rango de Pontificia Universidad en julio de 1998. Y recordó que el Papa había alentado paternalmente a su predecesor, Mons. Álvaro del Portillo, desde el principio de la andadura de la institución. El origen de este centro académico, explicó, tuvo lugar en 1984, año en que Mons. del Portillo «consideró que había llegado el momento de llevar a la práctica un proyecto apostólico nacido del corazón sacerdotal del Beato Josemaría Escrivá: servir a la Iglesia con la creación en Roma de un centro universitario para el estudio de las ciencias eclesiásticas».

El Prelado del Opus Dei concluyó su saludo diciendo que «hemos venido en representación de toda la comunidad universitaria para expresar la adhesión filial al Sucesor de Pedro en unión de oraciones con sus intenciones, de modo especial en estos días, por la paz en el mundo». Estas palabras evocaban en la mente de todos los repetidos llamamientos del Pontífice a pedir de Dios el fin de la guerra en la República Yugoslava.

A continuación el Papa pronunció un discurso. Mencionó la Facultad de Comunicación Social Institucional, «cuya tarea es formar de manera específica a las personas para que puedan colaborar con los Obispos, las Conferencias Episcopales y otras Instituciones eclesiales a la hora de transmitir la información correcta sobre la Iglesia a través de los medios de comunicación social».

Juan Pablo II habló también de la inserción en esa universidad del Instituto Superior de Ciencias Religiosas, que «ofrece la oportunidad de una formación académica y eclesial a los responsables de la enseñanza de la religión en la escuela, de la catequesis en las parroquias y de las diversas formas de apostolado».

El Papa se refirió a continuación al escudo de la Universidad con «una cruz griega, cuyos brazos terminan en punta de flecha» y al lado «las palabras Iesus Christus, Deus Homo. ¡Qué síntesis tan significativa de la orientación de la actividad didáctica y de la investigación! La Cruz es la revelación suprema del misterio del Verbo encarnado, perfectus Deus, perfectus homo».

Al final del discurso, el Santo Padre expresó el deseo de que «los que frecuentan vuestra Universidad reciban ayuda para afrontar los desafíos que plantean a la fe la cultura y la sociedad actual; que reciban ayuda para ser apóstoles de la nueva evangelización, dóciles al Espíritu Santo, fieles al Magisterio de la Iglesia».

Romana, n. 28, enero-junio 1999, p. 122-123.

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