"Comunicar la belleza de la familia", Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma (29-X-2021)
En el ecuador del año dedicado por el Santo Padre a la familia, tuvo lugar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz una jornada de estudio sobre la Iglesia y la comunicación de la belleza de la familia. La jornada iba dirigida a estudiantes y profesionales de la comunicación institucional de la Iglesia, así como a representantes de entes relacionados con la comunicación y la pastoral familiar. Los participantes pudieron seguir los trabajos tanto en modalidad presencial como online.
En la sesión plenaria, el cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, se refirió al papel de la familia durante la pandemia del Covid 19: «En los últimos dos años, el mundo se ha volcado en los hogares y estos han asumido con valentía las exigencias de la emergencia. La gente ha tenido que trabajar en casa, acompañar a sus hijos en las clases online y ayudar a la propia familia a suplir la falta del respiro externo. Quienes tienen experiencia en el cuidado de discapacitados, se han convertido en fisioterapeutas, logopedas y, según sus posibilidades, han salvado el enorme vacío creado en los servicios de atención. Los lazos familiares nos han mostrado la profundidad de la solidaridad y el compartir que a menudo existe en la caótica vida cotidiana de la llamada normalidad». En este contexto, «es innegable la capacidad creativa que han demostrado tantas familias en beneficio de toda la comunidad».
En este contexto —reflexionó el cardenal—, «es necesario subrayar la importancia de las políticas familiares capaces de apoyar el papel misionero de la familia, que es ante todo el de abrirse a la vida futura».
Según el cardenal Bassetti, «vale la pena buscar caminos para que la paternidad y la maternidad se proclamen no simplemente como una necesidad moral de la familia, sino como una experiencia hermosa, aunque desafiante, en la que hombres y mujeres están llamados a poner en juego sus diferencias como iguales para apoyar a la vida naciente. Una renovada proclamación de la reciprocidad de lo masculino y lo femenino, en la que nadie debe ver la maternidad o paternidad como una limitación, sino como una experiencia esencial de dar cabida al otro».
El presidente de la Conferencia episcopal italiana también recordó que «la búsqueda futura del bien común comienza en la familia; solo a través de ella se podrá acoger la invitación del Papa Francisco a hacer del mundo algo familiar. Una invitación que implica un proceso educativo en la sociedad, para que ésta adquiera la hermosa gramática de la familia, por la que todos son conscientes de estar conectados por fuertes lazos, que protegen especialmente al último y no al más fuerte. Esta solidaridad familiar tiene la potencialidad de ser una escuela capaz de lograr una transición ecológica que renueve la humanidad». Para conseguirlo, «no basta con una Iglesia que eduque y apoye a las familias en este sentido, sino que hacen falta católicos capaces de hacer esta transición renovadora».
Por la tarde se celebró una mesa redonda con los portavoces de las diócesis de Milán, Stefano Femminis; de Roma, Don Walter Insero; y de Nola, Mariangela Parisi, presentados por el director de la Oficina Nacional de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Italiana, Vincenzo Corrado y moderados por Giovanni Tridente, director de comunicación de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. También participaron en las sesiones Daniel Arasa y Gema Bellido, respectivamente decano e investigadora de la facultad de comunicación de la universidad organizadora.
Parisi presentó, entre otros, el proyecto “Querido diario”, una iniciativa de la diócesis de Nola y de la Acción Católica para acercarse a las familias más necesitadas: durante la pandemia, la diócesis ofrecía el diario diocesano gratuitamente a las parroquias que, a través de voluntarios, vendían los ejemplares y destinaban lo recogido a costear el material escolar de las familias que no podían garantizar la educación de sus hijos.
Insero presentó el Encuentro Mundial de las Familias en Roma, que se ha modificado a causa de la pandemia: finalmente —explicó— sólo vendrán a Roma unos 1.200 delegados de pastoral familiar de todas las conferencias episcopales del mundo. «Nos preguntamos cómo proponer la belleza y la autenticidad de la familia y llegamos a la conclusión de que lo mejor era involucrar directamente a las familias a través del relato de sus experiencias y su vida real, para evitar los discursos externos. Estamos preparando vídeos en varios idiomas que se alojarán en la página web del encuentro. En el logotipo y otros materiales que acompañan al evento, las paredes de la iglesia están formadas por familias, para recordar que la Iglesia es una familia de familias». Entre las iniciativas de comunicación, Insero también destacó que todas las catequesis viajarán a través de las redes sociales. Por otra parte, mencionó tres obras que serán potenciadas con vistas al Encuentro Mundial de las Familias, como legado concreto de este evento mundial: el centro solidario de Santa Jacinta, la "Casa de la Inmaculada" (una estructura que acoge a mujeres y madres en dificultad) y la "Casa Amanda", donde viven ancianos enfermos de Alzheimer.
Para Stefano Femminis, responsable de la Oficina de comunicación social de la diócesis de Milán, «hay tres palabras fundamentales para una comunicación eficaz en la familia y con la familia, especialmente en tiempos de pandemia: escucha, inmersión y colaboración». Femminis presentó tres proyectos experimentales de la diócesis de Milán para acompañar a las familias durante la pandemia.
Por su parte, Vincenzo Corrado, director de la Oficina Nacional de Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Italiana, explicó que «la buena comunicación genera familia». «Nuestras comunidades pueden contribuir a generar una cultura diferente, con creatividad, favoreciendo relaciones profundas a través de la buena comunicación, relaciones de ternura, atentas y auténticas, que construyan un clima de comunidad», subrayó. «Es cierto que la ternura se asocia de manera especial a las madres. Precisamente porque la Iglesia es madre, nuestras Iglesias locales deben ser promotoras de esa cohesión y unidad que genera la ternura». Corrado subrayó que una buena comunicación no puede nunca renunciar a la verdad, lo que exige escucha: «La cercanía exige escuchar. Y esto es especialmente cierto a nivel eclesial».
Las sesiones principales de la jornada están disponibles en vídeo, en el canal de YouTube de la Facultad de comunicación de la universidad.
Romana, n. 73, julio-diciembre 2021, p. 235-237.