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En el primer aniversario del fallecimiento del profesor John Anthony Henry

El 8 de mayo se celebró en la parroquia de Santo Tomás Moro de Londres una Misa de aniversario por John Henry, médico eminente. Pocos días después, en Netherhall House, una residencia universitaria cercana dirigida por el Opus Dei, hubo una reunión de amigos y familiares para recordar su figura.

Al poco de fallecer se publicaron numerosas reseñas en los medios de comunicación. El British Medical Journal destacaba, junto con su prestigio profesional, que era católico y asistía a Misa diariamente. The Times añadía que había salvado de las drogas a muchos pacientes y que sus años de diálisis le habían dado empatía con los enfermos. Muchas de esas reseñas (The Daily Telegraph, The Guardian, etc.) señalaban su dedicación al apostolado como miembro del Opus Dei.

John Henry nació en Greenwich el 11 de marzo de 1939. Era el mayor de seis hermanos. Estudió Medicina en la Universidad de Londres, y entró a formar parte del Opus Dei cuando tenía 20 años. Conoció a San Josemaría en Londres en el verano de 1960. Dio siempre a su vida profesional una dimensión apostólica: supo convertir su trabajo en instrumento para acercar a sus amigos y pacientes a Jesucristo. En 1969 sus riñones dejaron de funcionar y tuvo que instalar un aparato de diálisis en su misma habitación, en Netherhall. Al recordar esos años, uno de los residentes comentó, “Siempre me acordaré de su buen humor al final de los años 60, siendo también director de Netherhall House, con su diálisis, rendido, tenazmente apostólico, totalmente asequible a todos. Era un gozo estar con él”. En diversas ocasiones San Josemaría le sugirió que rezará por su curación. Tras el fallecimiento de San Josemaría, John continuó rezando por esa intención a través de su intercesión. En mayo de 1976 se le pudo transplantar un riñón.

Ese transplante le dio 31 años más de vida. Fue nombrado director adjunto del servicio nacional de toxicología, y luego catedrático de medicina de la Universidad de Londres (St. Mary’s Hospital). Tuvo talento para la enseñanza y alcanzó un gran prestigio como toxicólogo. Siempre estuvo disponible para los periodistas, y llegó a ser muy conocido por sus entrevistas en la radio y en la televisión como experto en drogas y venenos. En abril de 2007 comenzó a fallarle el riñón transplantado. Hasta su muerte llevó su sufrimiento con visión sobrenatural, y sentido del humor.

Romana, n. 46, enero-junio 2008, p. 132-133.

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