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Entrevista concedida a la cadena de radio COPE Madrid 26-VIII-2005

Nos encontramos con Javier Echevarría, Obispo Prelado del Opus Dei. Tras la peregrinación de muchos jóvenes por la geografía alemana dando testimonio, el Papa se une hoy a ellos. ¿Qué es lo destacaría de todo lo que ha vivido usted en estos días?

Destaco, en primer lugar, que se hace realidad, o que hemos tocado con las manos, que la Iglesia está viva, que la Iglesia es joven. No porque tengamos que apoyarnos solamente en la juventud, porque son igualmente jóvenes los mayores, los maduros, los ancianos, los enfermos... Pero también es una realidad preciosa que jóvenes de todo el mundo quieren encontrar y seguir a Cristo.

¿Cuáles son los frutos que este encuentro puede tener en los jóvenes que han participado?

Pienso que podrá dar muchísimos frutos. En primer lugar, que en cada uno de ellos, porque lo buscan, se opere una conversión personal. Concretamente que, después de haber vivido estos momentos tan trascendentales para su vida, de haber estado tan cerca del Papa, gran servidor de la Iglesia, sean apóstoles de lo que han visto en los ambientes que frecuentan, en los que se desenvuelven.

La juventud actual está siendo víctima de un relativismo que trae la no defensa de la vida, del matrimonio, de la familia. ¿Cómo un católico de la calle puede hacer frente a esta situación?

Tiene que ser, como todos los católicos, coherente. Es importante, evidentemente, que cada uno de nosotros procuremos formarnos en la doctrina católica. Porque no podemos afirmar la doctrina si no la conocemos.

De todas formas, aunque no la conozcamos a fondo, yo recomiendo concretamente que se estudie el catecismo de la Iglesia Católica. Si a alguno le parece que es un tomo demasiado grande o extenso, ha salido el Compendio, que es una fuente muy buena para tener una formación esencial y rica. Con esa formación doctrinal podemos perfectamente salir a la calle. No sólo para defender la doctrina católica, sino para defender la vida y la dignidad de esas personas que están equivocadas.

Ahora, imagine, un amigo se nos acerca y nos dice: vale, quiero cambiar, quiero acercarme a Dios y no sé cómo hacerlo: ¿qué tengo que hacer? Nosotros, ¿qué deberíamos decirle?

Fíjate en quién es el verdadero amigo, en Jesucristo. Empieza a tratarle. Yo, con palabras de un santo con quien he tenido el privilegio de vivir durante veinticinco años, le diría: trata a Jesucristo que es el mejor Amigo, el Amigo que no traiciona, el Amigo que comprende, el Amigo que perdona, el Amigo que sale constantemente al encuentro. De esa forma, conociéndole en el Evangelio, te darás cuenta de que eres un personaje más y que puedes vivir tan cerca de Cristo como vivieron aquellos que le escucharon y siguieron sus pasos, sus pisadas, aun en los momentos más difíciles.

Los oyentes de la cadena Cope están siguiendo con intensidad todas las noticias de la jornada mundial de la juventud. ¿Qué mensaje a esta audiencia española les quiere enviar?

Pienso que todos somos complementos los unos de los otros. Digo a los oyentes de la Cope que, precisamente porque tienen el interés de moverse con una formación cristiana, con una formación humana coherente con el cristianismo, que acompañen con su oración, con su mortificación —que no se trata de hacer cosas extraordinarias, aunque a veces el Señor las puede pedir—, que concretamente con su vida ordinaria, con su trabajo, con su vida de convivencia cara a Dios, ayuden a estos muchachos, a estas muchachas, en este encuentro que están viviendo ahora con Cristo a través de la entrega que está viviendo el Papa, que es completamente generosa. Ha venido a Alemania precisamente para buscar a los jóvenes, como hacía Juan Pablo II. Ha venido a buscarles también para que los jóvenes contesten coherentemente, responsablemente. El Papa se fía de ellos; que ellos procuren fiarse de Cristo, que es a quien el Papa representa.

Romana, n. 41, julio-diciembre 2005, p. 278-279.

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