Romana

De los habitantes del recinto Cristóbal Colón, en la provincia de Esmeraldas, el 82,5 por ciento vive por debajo del umbral de la pobreza. Durante cinco días, del 28 de marzo al 1 de abril, un grupo de bachilleres y universitarios que participan en los medios de formación del Centro Cultural Alfil, de Quito, desarrollaron allí actividades de ayuda social: limpiaron el terreno sobre el que se va a levantar una guardería, cavaron una fosa séptica con su zanja de desagüe, hicieron arreglos en la guardería actual y dieron clases de catecismo a los niños.

“Aunque las tareas fueron muy duras —especialmente las de excavación—, lo que más nos agradecieron fue la posibilidad de acceder a los sacramentos: un sacerdote que nos acompañaba pudo confesar y celebrar la Santa Misa, un servicio con el que de ordinario no pueden contar”, testimonia Pablo Cordero, que dirigió los trabajos. Recíprocamente, Mateo Ruales, otro voluntario, agrega que, de todo lo que hizo, para él lo más importante fue dar clases de catecismo a los niños y prepararles para su primera confesión. Por su parte, Juan José Paz señala que se sintió particularmente conmovido cuando la maestra de Cristóbal Colón les invitó a plantar un pambil y un madroño junto al río Canandé: “Nos dijo que con eso quedábamos comprometidos a volver. Realmente, quiero regresar. Y no sólo para comprobar que aquellos árboles arraigaron”.