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«Davanti alla Porta Santa», palabras publicadas en "Tertium Millenium", Roma (1-II-2000)

La puerta santa es Jesucristo: si alguno entra a través de mí, se salvará; y entrará y saldrá y encontrará pastos (Jn 10, 9). El Año jubilar nos coloca ante esa puerta, ante el Hijo de Dios hecho hombre, para que el hombre se haga hijo de Dios. No es una salida de escape; es el único acceso, por el que se sale con una vida nueva, fortalecida con esos buenos pastos que son la Palabra de Cristo y su mismo Cuerpo, alimento nuestro en la Eucaristía.

Alegrémonos, porque todos hemos sido convocados; llamemos a esta puerta (Luc 11, 9), que se abre a los arrepentidos de sus pecados. Él no rechaza a ninguno; la misericordia de Dios invita a todos los hombres y mujeres del mundo: ven, acércate a la luz y al amor de Jesucristo y serás esa criatura nueva, que en el fondo del alma deseas. No dilates más tu conversión, abandona lo viejo, atraviesa la puerta de la esperanza.

Romana, n. 30, enero-junio 2000, p. 60.

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