Romana

Es un motivo de acción de gracias poder celebrar el sesenta aniversario del nacimiento de Mundo Cristiano. La revista ha estado ininterrumpidamente presente en estos seis decenios en los hogares de numerosas familias. Ha informado sobre muchos acontecimientos de la actualidad, así como de las novedades en las lecturas, el cine, los espectáculos, el teatro, la música… Y no solo ha informado, sino que ha sabido orientar y ofrecer propuestas culturales en esos ámbitos con una perspectiva coherente con la fe católica. En definitiva, ha informado, formado y entretenido en estos años de forma periodística y con sentido cristiano.

Es conocido que quien inspiró Mundo Cristiano como publicación con unos principios evangelizadores y apostólicos fue san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. El iniciador de la revista, Javier Ayesta, y el primer director, D. Jesús Urteaga, acogieron —a comienzos de los años sesenta— su sugerencia de hacer una publicación de información general con inspiración cristiana. Es bonito observar cómo Mundo Cristiano continúa con el mismo proyecto con que se inició. Pero más notable es considerar el bien que este trabajo ha realizado durante estos años.

Pienso en tantas familias, colegios y asociaciones de distinto tipo, donde mayores y jóvenes han crecido y madurado con un ejemplar de la revista encima de la mesa, o en la estantería, que les ha ayudado a tener, sobre los temas importantes de actualidad, un punto de vista centrado en la verdad y en la defensa de la libertad.

Constatando el bien que está realizando la revista, es justo destacar, en primer lugar, el esfuerzo de la editorial Palabra, que desde que compró la cabecera a la extinta editorial SARPE —al final de la década de los setenta— ha impulsado la edición de la revista.

En segundo lugar, el trabajo profesional de los periodistas y otros profesionales, que han empeñado sus energías y su pasión en hacer una revista que estuviera a la altura de la finalidad de servicio propuesta. En tercer lugar, por muchos motivos, la fidelidad de los suscriptores, que han permitido que esta iniciativa fuera realidad.

Es obligado dar las gracias a todos ellos y en primer lugar a Dios, que —en su Providencia— ha permitido desarrollar este importante servicio durante tantas décadas. Le pido ahora que Mundo Cristiano siga navegando en este apasionante mar de los medios de comunicación, con deseos de seguir orientando, formando y entreteniendo a miles de familias; una noble tarea siempre necesaria.