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Un carisma vivido

«Para tutelar el carisma, mi predecesor san Juan Pablo II, en la Constitución Apostólica Ut sit, del 28 de noviembre de 1982, erigió la Prelatura del Opus Dei, encomendándole la tarea pastoral de contribuir de un modo peculiar a la misión evangelizadora de la Iglesia. Según el don del Espíritu recibido por san Josemaría Escrivá de Balaguer, en efecto, la Prelatura del Opus Dei, bajo la guía de su Prelado, lleva a cabo la tarea de difundir la llamada a la santidad en el mundo, a través de la santificación del trabajo y de los compromisos familiares y sociales».

Con estas palabras comienza la Carta apostólica en forma de motu proprio Ad charisma tuendum, que se publica en este número de Romana. Junto a las disposiciones específicas —el motu proprio modifica los artículos 4 y 5 de la Constitución apostólica Ut sit, de 1982—, el Papa Francisco invita a los fieles de la Prelatura a tutelar este carisma y a difundir el «don del Espíritu recibido por san Josemaría».

«Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial», explica el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 799). Los carismas —se indica en el mismo párrafo— están «ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo».

Cada verdadero carisma —don del Espíritu, ejercido bajo su impulso— es una gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad del conjunto de la Iglesia. Por eso, el Magisterio enseña que los carismas se han de acoger con reconocimiento, se han de vivir conforme a la caridad y se han de desarrollar en referencia y sumisión a los pastores de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 800-801).

Para que el mensaje del Opus Dei siga siendo una realidad viva y vivida, los trabajos y reflexiones que seguirán a la aplicación de Ad charisma tuendum habrán de fijar la atención en el don que Dios entregó a san Josemaría, con el deseo de vivirlo con plenitud.

El Santo Padre exhorta a cuidar el carisma del Opus Dei «para promover la acción evangelizadora que cumplen sus miembros» y, de este modo, «difundir la llamada a la santidad en el mundo, a través de la santificación del trabajo y de las ocupaciones familiares y sociales» (Introducción de Ad charisma tuendum).

«Desearía que esta invitación del Santo Padre —ha escrito Mons. Fernando Ocáriz— resonara con fuerza en cada una y en cada uno. Es una ocasión para profundizar en el espíritu que el Señor infundió en nuestro fundador y para compartirlo con muchas personas en el ambiente familiar, laboral y social».

Abrimos este número de Romana acudiendo a la intercesión del Espíritu Santo y dejando en sus manos estos deseos de fidelidad a Dios, a la Iglesia y al don recibido por san Josemaría.

Romana, n. 75, Julio-Diciembre 2022, p. 155-156.

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