Romana

El 30 de octubre, pocas horas después de que estallara un artefacto en la Universidad de Navarra, Mons. Javier Echevarría, Gran Canciller de la Universidad, envió una carta al Rector en la que le expresaba su participación más intensa en el dolor por el penoso atentado.

En su carta, Mons. Echevarría rogaba al Rector que hiciera llegar su afecto "a todos: autoridades, profesores, estudiantes y trabajadores" de la Universidad. Unas semanas después, en su visita a Pamplona, el Prelado manifestó también físicamente su cercanía a todas las personas que componen la comunidad universitaria.

El Gran Canciller agradecía a Dios que las pérdidas hubieran sido sólo materiales. A propósito de la concentración a favor de la paz prevista para el siguiente 31 de octubre en la Universidad, sugería que, además de un "acto de solidaridad", fuera también ocasión de rezar y "expresión de perdón". También animó a los participantes a comprometerse por "una convivencia social justa y equilibrada, sabiendo respetar a todas las personas y contribuyendo a la paz en el mundo entero".

Finalmente, el Gran Canciller recordaba en su mensaje que los momentos difíciles son para los cristianos una oportunidad de convertirse en "sembradores de paz y alegría", ahogando el mal en abundancia de bien, como solía aconsejar San Josemaría.