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La Jornada Mundial de la Juventud y Kenthurst Study Center

El 13 de julio de 2008 llegó el Santo Padre a Sidney. En sus primeros días en Australia, Su Santidad se alojó en Kenthurst Study Centre, un Centro de encuentros encomendado a la Prelatura del Opus Dei en donde pudo descansar de su largo viaje y prepararse para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Para Kenthurst Study Centre, donde cientos de jóvenes y adultos participan cada año en cursos de retiro espirituales y otras actividades de formación cristiana, fue un honor recibir a Benedicto XVI y una forma especial de acompañarle en su servicio a la Iglesia. El 16 de julio, Su Santidad se trasladó a Cathedral House, donde vivió durante los días de la JMJ.

Durante aquellas jornadas llegaron a Sidney miles de peregrinos de todo el mundo. Los centros y las labores de apostolado del Opus Dei en Australia colaboraron en varias actividades de preparación de la visita de Benedicto XVI.

Nairana Study Centre organizó un curso para los voluntarios que se ocuparían de atender a los visitantes extranjeros.

Las alumnas del colegio Tangara recaudaron fondos para subvencionar la participación en la Jornada Mundial de la Juventud de doce estudiantes de la isla de Tonga. Durante la JMJ, siete sacerdotes dedicaron muchas horas cada día, en la capilla del Colegio, a impartir el Sacramento de la Reconciliación. En la misma escuela, una estudiante de Hamilton, que viajó con el grupo de Nueva Zelanda, fue bautizada por el Obispo de su ciudad.

El 17 de julio, más de 200.000 peregrinos recibieron al Santo Padre en Barrangaroo (Sidney). El Papa convocó a la juventud a considerar la esperanza del Evangelio de Jesucristo. "Nuestro mundo —dijo— está cansado de la avidez de la explotación y de la división, del tedio de falsos ídolos y de respuestas hipócritas, de la pena de falsas respuestas. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde los bienes se compartan, donde se edifique la unidad, donde la libertad encuentre su propio significado en la verdad, y donde la identidad esté fundada en una comunión respetuosa. ¡Ésta es la obra del Espíritu Santo!"

El domingo 20, los asistentes a la Santa Misa fueron casi medio millón. El Santo Padre preguntó: "¿Qué dejaréis a la próxima generación? (…) ¿Cómo estáis usando los dones que habéis recibido, la fuerza que el Espíritu Santo difunde sobre vosotros?" Y terminó la homilía insistiendo: "Queridos jóvenes amigos, el Señor os está pidiendo ser profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad."

Durante los días de la Jornada Mundial de la Juventud, Sidney fue testigo de una impresionante manifestación de fe en Cristo y de afecto hacia el Santo Padre. Muchos jóvenes quedaron cautivados por la amabilidad y la sabiduría del Papa y formularon la intención de ir a Madrid para participar en la Jornada Mundial de la Juventud de 2011.

Romana, n. 47, Julio-Diciembre 2008, p. 325-326.

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