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Entrevista concedida a “Avvenire”, Milán (realizada por Francesco Ognibene), Italia 28-XI-2007

El Opus Dei es la primera —y hasta ahora única— Prelatura personal de la Iglesia Católica. ¿Qué ha significado para la Obra ese paso dado en 1982?

Juan Pablo II, con la Constitución Apostólica Ut sit, erigió en Prelatura personal el Opus Dei, fundado el 2 de octubre de 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Esta configuración jurídica prevista por el Concilio Vaticano II, se adapta al espíritu y a la realidad del Opus Dei y favorece el cumplimiento de la misión de la Obra en la Iglesia y al servicio de ella, en unión con los Obispos de todas las Diócesis. Permite hacer más fecunda la oración y más incisivo el impulso de evangelización de los fieles de la Prelatura, sacerdotes y laicos, y ofrecer a la Iglesia una válida contribución a la urgente evangelización de la sociedad actual.

¿Por qué el Fundador, San Josemaría, deseaba tanto una configuración de este tipo?

Porque de este modo la norma canónica se adapta a la realidad teológica querida por el Señor. Hay un carisma fundacional: el Opus Dei fue fundado por inspiración divina, como dice la constitución Ut sit. Este carisma se realiza en una pequeña parte de la Iglesia, el Opus Dei, que es una circunscripción eclesiástica, de naturaleza jerárquica —como afirmó Juan Pablo II—, constituida por sacerdotes y laicos, con un Prelado al frente, nombrado por el Papa con la tarea de guiarla, en comunión con todos los Obispos, participa de la maravillosa misión de toda la Iglesia, es decir, por usar una expresión de San Agustín que contiene ecos paulinos, participa de la misión de reconciliar el mundo con Dios. El amor a Dios y el amor al mundo son inseparables en la enseñanza de San Josemaría, porque en el mundo, creado por Dios, encontramos su presencia y su misericordia. Como decía el Fundador, la Iglesia es Cristo presente entre nosotros.

¿Cuáles son las relaciones entre la Prelatura y sus fieles con las Diócesis concretas a las que pertenecen?

La Prelatura del Opus Dei, con sus 46 circunscripciones, trabaja en más de 60 países y sirve a la Iglesia en 350 Diócesis aproximadamente. El primer servicio del Opus Dei a las Diócesis, a la Iglesia, es el de ser, fidelisimamente, ella misma, es decir, proclamar la llamada universal a la santidad en la vida ordinaria y especialmente en el ejercicio del trabajo profesional. Esto, a su vez, con la gracia de Dios, hace crecer la vida cristiana entre los fieles, provoca conversiones y, por ejemplo, puede hacer aumentar la participación en la misa dominical en las parroquias, el compromiso en las obras de caridad... Ciertamente, también se podría mencionar el hecho de que, además, la mayoría de los sacerdotes de la Prelatura prestan otros servicios directos a las iglesias locales, por ejemplo, ayudando en las parroquias, en los templos, o trabajando en hospitales, escuelas, etc. Por lo demás, la Prelatura siempre inicia sus actividades en una Diócesis de acuerdo con el Obispo local.

¿Quiénes son los miembros del Opus Dei, y qué se les propone? ¿Hay alguna diferencia con respecto a los “demás” cristianos?

Los fieles de la Obra son cristianos corrientes que por una específica vocación se comprometen a llevar la luz de Cristo a su ambiente familiar, social y profesional. Con una comparación quizá demasiado simple, diría que la partitura es la misma para todos los cristianos, aunque en la orquesta cada uno toca un instrumento distinto. Lo que cuenta, en realidad, es el aliento del Espíritu Santo. Las personas que se acercan al Opus Dei reciben formación cristiana y dirección espiritual adecuada a sus propias circunstancias, para vivir su compromiso en la vida ordinaria, cada uno bajo su propia responsabilidad. No nos consideramos mejores o distintos de los demás; sentimos, sin embargo, la obligación de vivir con radicalidad la fe en cada momento.

Romana, n. 45, Julio-Diciembre 2007, p. 285-287.

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