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Viajes pastorales

El Prelado del Opus Dei estuvo en Suiza del 3 al 5 de febrero de 2006.

El viernes 3, poco después de llegar a Zúrich, se reunió con los directores regionales de la Prelatura.

El sábado 4 tuvo un intenso programa: a las diez de la mañana recibió a un grupo numeroso de mujeres procedentes de toda Suiza, y a las once a otro de hombres. En este segundo encuentro se hallaban presentes, además de los fieles de la Prelatura, también algunos sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. El Prelado animó a todos a vivir generosamente, con optimismo sobrenatural y alegría, algunos aspectos de la vida cristiana que consideraba oportuno resaltar.

Por la tarde, más de quinientas personas acudieron a un encuentro con Mons. Echevarría que se celebró en el Swissôtel de Oerlikon. “Tengo muchos motivos para agradecer al Señor las pocas horas que voy a pasar en Suiza”, comenzó diciendo. Recordó que precisamente en Suiza, más en concreto en Einsiedeln, se celebró en el año 1956 el segundo Congreso General del Opus Dei, en el que, entre otras cosas, se decidió trasladar el Consejo General a la Ciudad Eterna: “En aquella época, en aquel año —recordaba Mons. Echevarría—, habría unas tres mil, cuatro mil personas en el Opus Dei, no más. Cuando se marchó al cielo San Josemaría en 1975, llegaban a sesenta mil las personas que estaban en el Opus Dei. Y he pensado ayer que de esta expansión tiene mucha culpa Suiza. Porque aquí rezó mucho, aquí tuvo ocasión de hacer tantos planes apostólicos. Y ahora os puedo contar —sé que os dará alegría— que ya hay gente en la Prelatura del Opus Dei de todos los continentes, de todas las lenguas, de todas las razas”.

Respondiendo a algunas preguntas, recordó la importancia de la unión de los cónyuges en el matrimonio: es imprescindible, dijo, saber comprender, disculpar y perdonar lo que sea necesario. Varios padres le confiaron su inquietud ante el desafío de la educación de los hijos, y Mons. Echevarría les transmitió experiencias sobre el trato de amistad con ellos y sobre el modo de exigirles. Animó también a los padres, descendiendo a detalles muy concretos, a vigilar los juegos de sus hijos, y especialmente los videojuegos, cuyo contenido, por desgracia, no siempre es formativo.

El domingo 5 de febrero se trasladó a Lugano. Allí celebró la Santa Misa y bendijo el oratorio del Centro Cultural Montebrè. Asistieron a la ceremonia unas ochenta personas. Después de la Misa, Mons. Echevarría fue saludando a todos los presentes, uno por uno. A media tarde, después de reunirse en el Club juvenil Alzavola con mujeres de la Prelatura, emprendió el vuelo de regreso hacia Roma.


El 12 de febrero, el Prelado del Opus Dei participó en un acto organizado en Chieti (Italia) con ocasión del primer aniversario de la dedicación de una plaza a San Josemaría. La plaza se encuentra en la parte alta de la ciudad, cerca de la catedral. Las escaleras automáticas que comunican la estación de autobuses interurbanos con el centro histórico de Chieti tienen su salida precisamente en ese lugar.

Nada más llegar a Chieti, a las diez de la mañana, el Prelado visitó al Arzobispo, Mons. Bruno Forte, con quien se dirigió a continuación a la plaza de San Josemaría Escrivá y, desde allí, a la sala de conferencias en la que iba a tener lugar el acto público. Representantes de las instituciones civiles y militares y personas de diferentes puntos del Abruzzo llenaban la sala.

Mons. Forte abrió la sesión con un discurso en el que puso de relieve la visión católica, y por tanto universal, del mensaje de San Josemaría y la necesidad de hacer confluir en una única fidelidad cristiana la fidelidad a Dios y la fidelidad a los hombres: sólo así, dijo Mons. Forte, es posible construir una sociedad más auténtica y más justa. En la parte final de su discurso, el Arzobispo de Chieti recordó los vínculos espirituales que unían a San Josemaría con el Abruzzo, y en particular habló de don Renato Mariani, uno de los primeros miembros italianos del Opus Dei.

Se sucedieron algunas otras intervenciones, y finalmente dijo unas palabras Mons. Echevarría. El trabajo, la ética y el valor de la familia fueron algunos de los temas tocados por el Prelado del Opus Dei en su glosa del mensaje de San Josemaría Escrivá. A propósito del trabajo, señaló el doble sentido, subjetivo y objetivo, de la universalidad de la llamada a la santidad que el Fundador del Opus Dei predicó: “si todos estamos llamados a la plenitud del amor”, señaló, “no cabe que sólo algunas actividades puedan ser consideradas cauce privilegiado para la santidad” 1.

Por último, el Prelado presidió una concelebración eucarística en la catedral de San Justino. En la homilía habló de la importancia del sacramento de la penitencia 2. A la salida del templo, y antes de regresar a Roma, se detuvo a saludar a las personas presentes en el lugar, entre las que había numerosos fieles del Opus Dei del Abruzzo con sus familias.


El Prelado del Opus Dei realizó su primer viaje pastoral a Rusia del 18 al 23 de abril de 2006.

Aterrizó en Moscú a media tarde del día 18 de abril. En la capital rusa visitó al Arzobispo, Mons. Tadeus Kondrusievich, y al Nuncio Apostólico, Mons. Antonio Mennini. Además tuvo una reunión con unas setenta personas, entre las que había fieles del Opus Dei, Cooperadores y amigos. El Prelado celebró la Santa Misa en la iglesia de San Luis de los Franceses, y rezó también en la catedral católica de Moscú y en algunas iglesias ortodoxas. El día 20 de abril por la tarde se dirigió a San Petersburgo.

En la ciudad báltica, el Prelado celebró la Santa Misa en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes y visitó al párroco de la catedral ortodoxa de Nuestra Señora de Kazán. Desde San Petersburgo se desplazó a Pushkin, donde dos sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz están a cargo de la parroquia católica. En Pushkin tuvo una reunión de catequesis con unas veinticinco personas y celebró la Misa dominical para los fieles de la parroquia. Regresó a Roma el domingo 23 de abril a media tarde.


El 23 de junio se han cumplido sesenta años de la primera Misa de San Josemaría en Italia. No hay una certeza absoluta, pero muy probablemente aquella Misa fue celebrada en la iglesia de San Sisto e Maria Bambina, en Génova.

Poco antes de la medianoche del 22 de junio de 1946, San Josemaría había desembarcado en el puerto de Génova procedente de Barcelona, donde, antes de zarpar, había puesto su viaje a Italia en manos de la patrona de la ciudad, la Virgen de la Merced. Don Álvaro del Portillo le esperaba para salir con él al día siguiente hacia Roma, centro de la Cristiandad y sede del Vicario de Cristo. San Josemaría veía la necesidad de pedir la aprobación pontificia para el Opus Dei, que por aquellos años comenzaba su expansión apostólica fuera de España. Por la mañana, antes de ponerse en camino, celebraron la Santa Misa, y en aquella celebración San Josemaría confió al Señor todas las intenciones que lo llevaban a la ciudad eterna. A sesenta años de distancia, el Prelado del Opus Dei ha querido unirse a aquellas, y a tal efecto ha realizado un viaje a Génova de dos días de duración.

Al llegar a la capital de Liguria, el 21 de junio por la tarde, se dirigió a la residencia Delle Peschiere, en el barrio de Albaro. Al día siguiente por la mañana celebró la Santa Misa en la residencia Capodifaro, y a continuación tuvo reuniones en los dos Centros de la Prelatura de Génova con las personas que residen en ellos y los frecuentan. Las preguntas de los participantes en ambos encuentros le llevaron a comentar aquel viaje de San Josemaría de 1946, del que tantos bienes para la Iglesia y para el Opus Dei se han derivado. Recordó también la primera noche romana de San Josemaría, que transcurrió en oración por el Santo Padre en la terraza del piso de la plaza de Città Leonina en el que se había instalado el primer Centro del Opus Dei en Roma. Animó a todos a imitar el ejemplo de generosidad heroica del Fundador del Opus Dei y a lanzarse a un intenso apostolado en todos los ambientes.

Por la tarde, el Prelado se acercó a la iglesia de San Sisto e Maria Bambina, donde fue recibido por el párroco. Allí se recogió algunos minutos en oración. Después fue a visitar al Arzobispo de la ciudad, el Cardenal Tarcisio Bertone, a quien deseó una fecunda labor en su futuro encargo como Secretario de Estado de la Santa Sede, para el que aquel mismo día había sido nombrado por el Papa. El Arzobispo, que al día siguiente celebraría en la catedral la fiesta litúrgica de San Josemaría, agradeció al Prelado la presencia y la labor apostólica de los fieles del Opus Dei en Génova. A continuación, Monseñor Echevarría volvió a Roma.

Romana, n. 42, Enero-Junio 2006, p. 66-68.

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