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Viajes pastorales

El Prelado del Opus Dei, mons. Javier Echevarría, ha estado en Colonia (Alemania) del 16 al 21 de agosto, con ocasión de la XX Jornada Mundial de la Juventud. Convocada por Juan Pablo II, la Jornada ha sido presidida por Benedicto XVI, que con este motivo ha realizado su primer viaje fuera de Italia.

La presencia en Colonia de novecientos Obispos procedentes de todo el mundo ha sido una manifestación de la unidad del Pueblo de Dios con su Pastor supremo. También ha constatado que la evangelización de la juventud es un empeño común de toda la Iglesia. El Prelado del Opus Dei, como muchos otros Obispos, ha asistido a los principales actos de la Jornada: entre otros, la Misa de apertura en el Müngersdorfer Stadion, presidida por el Cardenal Meisner; el recibimiento al Papa, el jueves 18, en la Catedral; el encuentro con seminaristas de todo el mundo en la parroquia de San Pantaleón; la vigilia de oración del sábado por la noche en Marienfeld; y, de nuevo en Marienfeld, la Misa del domingo 21, en la que han participado más de un millón de jóvenes.

El Prelado, además, dirigió dos encuentros de catequesis, el miércoles 17 y el jueves 18, con unos quinientos jóvenes de lengua española: uno en Bergisch Gladbach y otro en Düsseldorf. Ambas sesiones tuvieron como motivo central el encuentro con Cristo y la vocación. Mons. Echevarría señaló, como objetivo primario de la existencia del hombre, el de “buscar a Dios y amarle, primero aquí en la tierra y después de modo perfecto en el cielo”. Desarrolló esta idea con el ejemplo de los Reyes Magos, venerados en la catedral de Colonia, y con el lema de la Jornada, “Hemos venido a adorarle”. Habló también de los sacramentos y, sobre todo, del trato con Jesucristo en la Eucaristía.

El miércoles, al volver de Bergisch Gladbach, tuvo en Colonia otros dos encuentros con jóvenes de todos los continentes —unos seis mil en total— en la sala EXPO XXI. Se trataba de chicos y chicas que participan en las actividades apostólicas de la Prelatura. Entre otras cosas, el Prelado les animó a apoyar mucho al Santo Padre con su oración, a seguir sus enseñanzas y darlas a conocer, a tratar al Señor en la Eucaristía como al mejor de los amigos y a fomentar interiormente una actitud personal de disponibilidad para estar en condiciones de servir auténticamente a los hombres.

El viernes por la tarde el Prelado asistió, como hemos señalado, a un encuentro del Santo Padre con unos 4.000 seminaristas en la parroquia de S. Pantaleón, en el centro de Colonia. La atención de esta parroquia está confiada a sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei. En compañía del párroco, Peter von Steinitz, el Prelado pudo mostrar al Papa la capilla de San Josemaría, recientemente instalada en una nave lateral. Durante toda la semana anterior a la Jornada de la Juventud, esa iglesia fue el centro espiritual de los seminaristas, donde pudieron adorar al Santísimo día y noche, participar en la Santa Misa y recibir el sacramento de la Penitencia. Con el objeto de reforzar ese significado espiritual, se habían llevado desde Francia dos reliquias del Santo Cura de Ars: su corazón y la custodia que utilizaba en su parroquia.


Del 23 al 31 de agosto, el Prelado del Opus Dei estuvo en Polonia. El 27 de agosto asistió a la solemne toma de posesión del nuevo Arzobispo de Cracovia, Mons. Stanislaw Dziwisz, con el que desde hace años le unen lazos de amistad. Durante su estancia en el país del Vístula, además, saludó al Nuncio Apostólico, Mons. Józef Kowalczyk, y a los Obispos de las ciudades en las que hay Centros de la Prelatura.

Tuvo encuentros de catequesis en auditorios públicos de Szczecin, Cracovia y Varsovia: en esta última ciudad, más de tres mil personas acudieron a la sala Kongresowa el domingo 28 de agosto para escuchar sus palabras. Además de las reuniones generales, hubo otras de carácter más restringido para jóvenes, para grupos promotores de iniciativas apostólicas y para sacerdotes.

En los diversos encuentros se refirió con sentido agradecimiento al Santo Padre Juan Pablo II y a su rico legado espiritual, y animó a todos los presentes a rezar y estar profundamente unidos con Benedicto XVI. Recordó aspectos esenciales del Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, haciendo ver a los padres que los hijos son —en palabras de san Josemaría— “su mejor negocio”. En todos los encuentros animó a estudiar y difundir ampliamente las enseñanzas del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, recientemente publicado. Exhortó a llevar a cabo un incisivo apostolado en todos los ambientes, también en los más difíciles o alejados de la fe. En fin, pidió a todos un renovado afán por extender la labor de la Iglesia en Polonia y desde Polonia: en este sentido, fue para él motivo de especial alegría el encuentro con personas de varios países del Este de Europa que, después de conocer la Prelatura en Polonia, han descubierto su vocación al Opus Dei.

En Varsovia visitó las sedes de dos colegios creados por padres que se benefician de la formación espiritual de la Prelatura. Bendijo un sagrario en el colegio masculino Zagle y una imagen de la Virgen en Strumienie, colegio de chicas, y alentó a los promotores y al personal docente de ambos centros educativos a seguir trabajando en esta actividad y a poner en marcha iniciativas semejantes en otras ciudades.

Durante esos días acudió también a todos los Centros de la Prelatura en Polonia y recibió a numerosas familias. Asimismo procedió a la dedicación del oratorio del Centro de formación y conferencias Dworek, situado cerca de Minsk Mazowiecki.


El 6 de septiembre, el Prelado del Opus Dei llegó a Helsinki. Ese mismo día recibió a unos socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz que trabajan en San Petersburgo.

El 7 por la tarde tuvo un encuentro en el Hotel Linna Palace con más de 150 personas, a cuyas preguntas fue respondiendo a lo largo de una hora. Fue un rato de conversación familiar durante el cual el Prelado subrayó la belleza de la doctrina moral católica y la importancia de la labor de formación cristiana y humana que realizan los padres en sus hogares.

El 8 por la mañana visitó al Obispo de Helsinki, Mons. Józef Wróbel. Por la tarde salió hacia Tallinn, la capital de Estonia.

El 9 de septiembre se entretuvo en varios momentos con fieles de la Prelatura, Cooperadores y personas que participan en los apostolados del Opus Dei en Estonia. Por la tarde tuvo un encuentro en el colegio Rocca al Mare con unas 200 personas. El encuentro contó con traducción simultánea al estonio, al ruso y al inglés, pues estaban representadas todas las etnias del país. En esta reunión familiar el Prelado habló de temas relacionados con la fe cristiana que interesaban a los asistentes.

El 10 de septiembre por la mañana, en la Iglesia de San Olav, Mons. Peter Zurbriggen, Nuncio Apostólico en los Países Bálticos, que presidía la ceremonia, junto con Mons. Tadeusz Kondrusiewicz, Arzobispo de Moscú, y el Prelado del Opus Dei, confirieron la consagración episcopal al nuevo Administrador Apostólico de Estonia, Mons. Philippe Jourdan, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei. Se trata del primer obispo católico residente en esta república báltica después de la segunda guerra mundial. Al acto asistieron también numerosos obispos de Letonia, Lituania y Estados Unidos.

Mons. Echevarría acudió también al emocionante acto de toma de posesión, en la Catedral de San Pedro y San Pablo, que tuvo lugar esa misma tarde.

El 11 de septiembre, el Prelado salió de nuevo hacia Helsinki, de donde volvió a Roma el 12 por la tarde.


Del 11 al 13 de noviembre Monseñor Javier Echevarría estuvo en Murcia (España), con ocasión del I Congreso Eucarístico Internacional Universitario, al que había sido invitado. El evento, organizado por la Universidad Católica San Antonio, contó con la asistencia de numerosas autoridades eclesiásticas.

En su conferencia, “Eucaristía y Penitencia”1, pronunciada el viernes 11 en la sede de la Universidad, el Prelado del Opus Dei trató de la específica eficacia redentora de la celebración de la Eucaristía y de la Penitencia, y de los lazos que unen estos dos sacramentos.

Tras el acto académico estuvo rezando en el Santuario de la Virgen de la Fuensanta, Patrona de Murcia.

El sábado por la mañana mantuvo diversas reuniones con fieles de la Prelatura. Por la tarde celebró la Eucaristía en la Catedral de Murcia. Asistieron cerca de mil personas. En la homilía2 hizo hincapié en la adoración eucarística como centro de la vida cristiana. Citando a Benedicto XVI, animó a los fieles presentes a profundizar en el sentido del domingo cristiano. “Debemos redescubrir con orgullo”, dijo, “el privilegio de participar en la Eucaristía, que es el sacramento del mundo renovado”. Al término de la ceremonia dedicó al Administrador Apostólico de la diócesis, Monseñor Manuel Ureña, unas palabras de afecto.

Además de recibir a varias familias, el domingo día 13 tuvo un encuentro con más de ocho mil personas, fieles de la Prelatura, cooperadores y amigos, en el colegio Monteagudo. Habló, entre otros temas, del amor al Romano Pontífice, de la actitud de los padres ante la vocación de sus hijos y de la importancia de la catequesis.


El Prelado del Opus Dei llegó a Dublín el viernes 16 de diciembre por la tarde. Del aeropuerto se trasladó a la sede de la Comisión Regional de Irlanda, donde tuvo un rato de tertulia con los hijos suyos que viven allí.

El día 17 por la mañana, acompañado por Mons. Fernando Ocáriz, Vicario General de la Prelatura, y por Mons. Robert Bucciarelli, Vicario del Opus Dei en Irlanda, acudió a visitar al Nuncio. En el camino de regreso se detuvieron unos minutos en la residencia universitaria Nullamore para saludar a los fieles de la Prelatura que viven ahí.

Más tarde celebró una Misa en la iglesia de Santa Teresa en Mount Merrion, una de las más grandes de Dublín, con asistencia de un gran número de familias. En la homilía, predicada en inglés, glosó el tema de la genealogía de Jesús para hacer ver cómo el Señor sale al encuentro de cada uno. “Al Papa Juan Pablo II”, dijo en cierto momento, “le gustaba decir que Jesús, al hacerse hombre, sale al encuentro de cada uno de nosotros. Nadie queda fuera de esta felicidad. Jesús no rechaza a nadie, sino que tiene tiempo para todos: fuertes y débiles, santos y pecadores, judíos y gentiles. Del mismo modo, como decía san Josemaría, nuestra vida y nuestro trabajo, nuestra familia y amigos, nuestras alegrías y penas, han sido transformados por el encuentro de Jesús con nosotros”. Al término de la ceremonia pudo saludar a las familias que se habían presentado con sus bebés.

A continuación se desplazó a Cleraun, una residencia de estudiantes cercana a la iglesia, donde almorzó, tuvo un coloquio familiar con los residentes y asistió en el oratorio a la exposición del Santísimo y al canto de la Salve. De allí se trasladó al O’Reilly Hall de la University College Dublin, en el centro de un moderno campus, donde iba a tener lugar un encuentro de catequesis.

El auditorio estaba repleto de gente que le esperaba con ilusión. El Prelado llamó a todos a la responsabilidad en la vida de relación con Dios: “Esta tierra ha sido bendecida especialmente por Dios; no le volváis la espalda. No le dejéis solo. Contad más veces con Él. Acudid a su protección; acudid a contarle vuestras alegrías y vuestras penas; acudid a contarle toda vuestra vida”. También habló sobre el apostolado personal del cristiano: “Que la alegría de la Navidad, que es una fiesta estupenda, se note también porque tengáis ya en la cabeza: ¿a quién voy a hablar esta Navidad para acercarle a Cristo, para acercarle a Belén? Vuestros amigos, vuestras amigas, vuestros parientes, las personas con que os encontréis, tienen derecho a que les ayudéis”.

Una chica joven le presentó un pergamino que le hacía socio honorario del club Glenbeag, que ella frecuenta. El gesto gustó al Prelado, que aprovechó para hablar de la importancia de la labor que se hace en todo el mundo, por inspiración de san Josemaría, a través de clubes y colegios llevados por padres y madres de familia.

El domingo, Mons. Echevarría estuvo de nuevo, en distintos momentos, con grupos de fieles de la Prelatura. Por la mañana, además, se acercó a un hospital para visitar a un sacerdote que había sido operado unos días antes y estaba aún convaleciente.

El lunes por la mañana se reunió con los dos órganos regionales de gobierno de la Prelatura, el de hombres y el de mujeres. A primera hora de la tarde tomó el avión de regreso a Roma.

Romana, n. 41, Julio-Diciembre 2005, p. 250-254.

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