Romana

Rimbrook Study Centre, de Hamilton, ofreció un programa para las vacaciones en el que quince universitarias y bachilleres trabajaron como voluntarias con niños de primaria de una zona de escasos recursos de Wellington, la capital de Nueva Zelanda.

Las actividades duraron cinco días y consistieron en organizar deportes y juegos que contribuyeran a un provechoso uso del tiempo mientras los padres de los niños estaban en el trabajo. Un grupo de padres de Wellington había conseguido un local y se habían encargado de la promoción del programa.

Los niños procedían de una gran variedad de grupos étnicos: neozelandeses maoríes, oriundos de Tonga, Samoa, India y Filipinas, descendientes de europeos... También las voluntarias eran una muestra de la diversidad cultural de esta parte del mundo. Había, por ejemplo, tres universitarias de la República Popular China. Las jóvenes voluntarias aprovecharon también su estancia en Wellington para visitar un hospital geriátrico y acompañar a algunas de las pacientes.