Romana

El Espíritu Santo habita en los creyentes y acompaña a toda la Iglesia favoreciendo la comunión: la comunión con Jesucristo y la comunión de los fieles entre sí. El Catecismo de la Iglesia Católica se refiere a esta acción del Espíritu como «alma» de la Iglesia. Una unidad de fondo que es compatible con la variedad de los dones de Dios y la multiplicidad de las personas que los reciben. Potenciar esta unidad en la diversidad es una tarea a la que todo bautizado está invitado: a todos interpela la exhortación del Apóstol a «guardar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef 4, 3).

En el semestre correspondiente a este volumen de Romana ha tenido lugar el congreso general extraordinario (Roma, 12-16 de abril de 2023) para proponer —según lo solicitado por el Santo Padre Francisco en el motu proprio Ad charisma tuendum— algunas modificaciones a los estatutos de la prelatura del Opus Dei. El congreso fue precedido por un estudio en el que pudieron participar todos los fieles del Opus Dei que lo desearon, sacerdotes y laicos, mujeres y hombres de los diversos continentes. El congreso en sí mismo y el periodo previo de preparación y escucha han estado guiados por la búsqueda de ese don del Espíritu que es la unidad.

Meses de especial unidad con el Santo Padre, con la Santa Sede y con el conjunto de los pastores, a quienes, en su función de gobierno, compete especialmente promover «que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al bien común» (Catecismo de la Iglesia Católica, 801). Tiempo de unidad espiritual en torno al don recibido por san Josemaría, sobre el que los fieles del Opus Dei han reflexionado con el deseo de contribuir del mejor modo posible a esa petición del Papa.

«Estas jornadas del congreso —escribe el prelado del Opus Dei en un mensaje del pasado 17 de abril que se reproduce en estas páginas— se han caracterizado por un ambiente de serenidad y también de buen humor, y por una activa participación de todos y todas. Cada uno se ha podido manifestar con total libertad, tanto en los grupos de trabajo como en las sesiones plenarias. Además, deseo subrayar que, al estudiar las sugerencias, se ha advertido una gran sintonía entre muchas personas de procedencia muy diversa, y de variada formación y cultura. Ha sido una manifestación elocuente de unidad en torno al ‘don del Espíritu recibido por san Josemaría’ (Ad charisma tuendum, preámbulo)».