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En una misma barca

Este número doble de Romana coincide con el año de la máxima expansión y desarrollo de la pandemia del coronavirus, que entró en nuestras vidas a mediados de 2019. La crisis sanitaria ha provocado enfermedad y muerte, desestabilización social y económica, poniendo en jaque algunas certezas del mundo globalizado del siglo XXI.

Al mismo tiempo, como discípulos de Jesucristo, hemos contemplado agradecidos las corrientes de unidad y solidaridad de numerosos cristianos y de tantas otras personas de buena voluntad que han arrimado el hombro para consolar a los que sufren y tender la mano a los necesitados. “Buenos samaritanos” de hoy que, desde su oficio y posición social –desde la ciencia o la medicina, hasta la prestación de servicios básicos en el comercio o la manutención de las ciudades– prestan un servicio que excede a los requerimientos de la lógica laboral.

El Papa Francisco lo expresaba así en la Plaza de San Pedro, el pasado 27 de marzo, durante aquel icónico momento extraordinario de oración en tiempos de pandemia: “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.

Se reproduce también, en el presente volumen, el mensaje que Mons. Fernando Ocáriz envió a los fieles y amigos de la Prelatura al inicio de la pandemia, así como otras de sus invitaciones para afrontar este período con los ojos puestos en Dios y en los demás, porque “si un miembro sufre, todos sufren con él” (1 Cor 12,26). En la Misa del pasado 26 de junio señaló que, junto al dolor del momento actual, “estamos presenciado innumerables muestras de generosidad, de creatividad, de iniciativa y el trabajo abnegado de tantas personas, llegando incluso a arriesgar su propia vida: personal sanitario, fuerzas de seguridad, sacerdotes, voluntarios… También hemos conocido historias de padres y madres desviviéndose por sacar adelante cada hogar durante el confinamiento. Estos ejemplos de entrega nos han llevado a estar más unidos, a ser más conscientes de que necesitamos de los demás y que los demás nos necesitan”.

La creatividad ha favorecido que muchas instituciones de la Iglesia no cerraran sus puertas y buscaran modos posibles de extender sus cuidados pastorales y su dinamismo evangelizador, también a través de internet.

Deseamos desde Romana agradecer la entrega de tantos y recordar de un modo especial a todos los fieles, parientes, cooperadores y amigos del Opus Dei fallecidos en este año, por el coronavirus o por otras causas.

Se afirma que el mundo post-pandemia no será igual. Ojalá el contenido de estas páginas sirva también para hacer memoria de los doce meses pasados, reflexionar con esperanza sobre el futuro y sobre el valor insustituible de la unidad, la solidaridad y la fraternidad en la construcción de un mundo que sea la casa común de los hijos y de las hijas de Dios.

Una consecuencia secundaria de la crisis sanitaria ha sido la dificultad añadida al tráfico postal ordinario entre las diversas naciones. Por este motivo, desde la redacción del boletín se tomó la medida de unir en un solo volumen los dos números correspondientes a 2020 y de ofrecerlos en formato digital. También por esta razón, agradecemos la comprensión y el apoyo de todos los suscriptores.

Romana, n. 70, enero-diciembre 2020, p. 11-12.

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