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Conferencia sobre las primeras mujeres del Opus Dei

Durante el mes de noviembre, la historiadora Inmaculada Alva impartió en diferentes ciudades de España la conferencia «Mujeres que rompieron barreras», una exposición sobre las primeras mujeres que, atraídas por el mensaje de encontrar a Dios y servir a los demás a través de su trabajo profesional, siguieron el espíritu de san Josemaría en los años cuarenta.

La década de los 40 empezó en España con malas noticias para la libertad de las mujeres: se restableció el Código Civil de 1889, por el que la mujer quedaba bajo la tutela del padre o del marido, con un marcado carácter proteccionista «convirtiéndose, en muchos sentidos, en una eterna menor de edad», apuntaba Alva.

Sin embargo, en medio de aquel contexto fueron muchas las que consiguieron acceder a una profesión y destacar en ella. Algunas de ellas conocieron el espíritu del Opus Dei y se sintieron especialmente atraídas por él. Josemaría Escrivá hablaba ya en ese momento de la importancia de que sus «hijas» (así llamaba a las mujeres que pertenecían a la Obra) estuvieran presentes en actividades como la cultura, la prensa, los espectáculos, la empresa, la arquitectura o la medicina.

Inmaculada Alva citó algunos escritos de Josemaría Escrivá, fechados en aquellos años, que evidencian una mentalidad a favor de la mujer y la plena confianza en su capacidad, en abierto contraste con las ideas dominantes de la época. «San Josemaría otorgaba a las mujeres un papel que iba más allá de la creación de un hogar, que debía impregnar las profesiones y ocupaciones de la vida civil, aportando lo específicamente femenino». Un ejemplo de su iniciativa fue crear una residencia universitaria en la capital de España, cuando el índice de mujeres en las universidades españolas se situaba por debajo del 14% del alumnado, o animarlas a poner en marcha una editorial especialmente dirigida al público femenino.

Entre quienes le siguieron en el Opus Dei había «filólogas, químicas, médicos, historiadoras, empleadas domésticas, investigadoras, enfermeras, poetisas, funcionarias, sindicalistas… que habitualmente trabajaban en un mundo de hombres». Muchas de estas mujeres salieron de España para llevar el mensaje del Opus Dei a Francia, Inglaterra, Portugal, Italia, Estados Unidos, Colombia, México y algunos otros países, además de a numerosas ciudades españolas.

Inmaculada Alva trazó brevemente la trayectoria de dos de estas pioneras, «que destacaron en su área de saber». Una de ellas, la murciana Piedad de la Cierva, comenzó la carrera de Químicas en 1928 y la terminó en 1932 con premio extraordinario. Y de Murcia (España) viajó a Dinamarca para trabajar en el Instituto de Física Teórica Niels Boehr, donde conoció a cinco premios Nobel. Piedad fue pionera en los descubrimientos de la radiación artificial, de la industrialización del vidrio óptico o los aparatos de visión nocturna. En 1945 la lectura de un pequeño libro de san Josemaría, Camino, respondió a sus inquietudes espirituales: «Me produjo una gran impresión. Vi que aquel trabajo, que me divertía y apasionaba tanto, podía hacerme santa».

Por su parte, Lourdes Díaz-Trechuelo, de Sevilla, fue Catedrática de Historia de América y cofundadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla. Según Inmaculada Alva, fue precisamente «su amplitud de espíritu y fuerte vocación profesional lo que le llevó a conectar con el Opus Dei cuando lo encontró, “a la mitad del camino”».

«Aquellas fueron mujeres que rompieron barreras. No porque hicieran grandes cosas, que en algunos casos sí, sino porque, al descubrir la novedad del mensaje del Opus Dei, se lanzaron más allá de lo que una mujer de los años 40 se podía plantear», concluyó la investigadora del Centro de Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer.

Las conferencias tuvieron lugar el 15 de noviembre, en la sede del Colegio de Abogados de Málaga; el 16 de noviembre, en el Salón de Plenos de la Diputación de Almería, y el 17 de noviembre en el Colegio de Arquitectos de Granada.

Romana, n. 65, julio-diciembre 2017, p. 337-339.

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