Isidoro Zorzano es declarado venerable
El miércoles 21 de diciembre, el Papa Francisco autorizó que la Congregación de las Causas de los Santos promulgase el decreto sobre la heroicidad de las virtudes de Isidoro Zorzano (1902-1943), un ingeniero que se incorporó al Opus Dei en 1930.
Al conocer el anuncio realizado por la Santa Sede, Mons. Fernando Ocáriz, vicario auxiliar y general del Opus Dei, que hacía cabeza en la prelatura desde el fallecimiento de Mons. Javier Echevarría, comentó: «Es un momento de especial alegría y agradecimiento al Papa Francisco que llega justamente mientras en la prelatura del Opus Dei tenemos un sentimiento de pena por la pérdida de nuestro queridísimo prelado».
También señaló: «Isidoro Zorzano fue un ejemplo de laboriosidad y espíritu de servicio en el trabajo profesional, sentido de justicia social —que se manifestaba en la atención y el respeto a sus colegas—, amor a la Eucaristía, fe grande en Dios y sensibilidad hacia las personas necesitadas. Unido a todos los fieles y amigos de la prelatura, y a los muchos devotos de Isidoro, pido al Señor que su ejemplo nos sirva para crecer en estos aspectos tan importantes en la vida de un cristiano y para ser buenos hijos de la Iglesia».
En una entrevista, el postulador de la causa, Mons. José Luis Gutiérrez, destacó la lealtad de Isidoro y lo propuso como modelo para los trabajadores. Señaló que la fama de santidad de Isidoro está muy difundida —le han llegado más de 5.000 relaciones de favores atribuidos a su intercesión— e invitó a aprovechar este nuevo paso hacia su beatificación, para pedir favores y milagros a Dios a través de Isidoro.
Rasgos biográficos
Isidoro Zorzano nació en Buenos Aires (Argentina) el 13 de septiembre de 1902. Tres años después la familia emigró a España y se instaló en Logroño. En el bachillerato, entabló amistad con Josemaría Escrivá. Siendo adolescente, intensificó su práctica religiosa y buscó la ayuda de algún sacerdote para que le aconsejara sobre su vida cristiana. Ejercía las obras de misericordia y estaba siempre dispuesto a ayudar. Tras obtener el título de ingeniero industrial, en 1927, trabajó en un astillero de Cádiz. Más tarde, se fue a Málaga, empleado por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Allí también dio clases en la Escuela Industrial. Por entonces, Isidoro comenzó a sentir con más profundidad inquietudes espirituales.
En 1930, Josemaría Escrivá —que era sacerdote desde hacía cinco años— le explicó el mensaje del Opus Dei: buscar la santidad y hacer apostolado a través del trabajo profesional y del cumplimiento de los deberes ordinarios. Isidoro advirtió que aquel panorama respondía a sus aspiraciones y decidió formar parte del Opus Dei. Fomentó su vida de oración, madrugaba para asistir a Misa y comulgar y colaboraba con obras asistenciales. Era conocido por su sentido de justicia, su espíritu de servicio y su cercanía con quienes trabajaban bajo su dirección.
Durante la Guerra Civil española asistió a muchas personas, proporcionándoles provisiones, alimentos y ayuda espiritual. Contribuyó a mantener unidos con san Josemaría y entre sí a los miembros del Opus Dei. Puso de manifiesto su amor a la Eucaristía: a pesar de las restricciones, proporcionaba a san Josemaría y a otros sacerdotes el pan y el vino para que pudieran celebrar la Misa en la clandestinidad, guardaba las sagradas formas para que comulgaran los refugiados y facilitaba a los conocidos la asistencia a la celebración eucarística. Para ayudar a todas esas personas, se amparaba en su condición de extranjero, precariamente documentada con su partida de nacimiento en Buenos Aires. Podía ser arrestado y ejecutado en cualquier momento.
Terminada la guerra, Isidoro trabajó en la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste. Además, san Josemaría le nombró administrador de las obras de apostolado del Opus Dei: desempeñó ese encargo con disponibilidad, humildad y sin perder la paz ante las dificultades económicas. Isidoro meditaba detenidamente la vida de Cristo, acudía a la santísima Virgen con afecto filial, manifestaba su amor a Dios en el servicio a los demás y en el cuidado de las cosas pequeñas.
A comienzos de 1943 le diagnosticaron una linfogranulomatosis maligna. Sobrellevó la dolorosa enfermedad con fortaleza y abandono en la voluntad de Dios. Falleció con fama de santidad el 15 de julio de ese mismo año, a la edad de cuarenta años, y fue enterrado en el cementerio de La Almudena. En 2009 sus restos fueron trasladados a la parroquia de San Alberto Magno de Madrid, donde reposan actualmente.
El itinerario de la causa de canonización
El proceso informativo sobre Isidoro Zorzano se instruyó en Madrid, entre 1948 y 1961. En total declararon 71 testigos, entre ellos san Josemaría Escrivá. Posteriormente, por disposición del beato Paolo VI y de san Juan Pablo II, se reformó la normativa de las causas de canonización. Como consecuencia, entre 1993 y 1994 se instruyó un proceso adicional. La Congregación de las Causas de los Santos decretó la validez de ambos procesos —el informativo y el adicional— en 1994.
El 25 de marzo de 2006, fue presentada en ese dicasterio la Positio sobre la vida y las virtudes del siervo de Dios. El 17 de noviembre de 2015, el congreso peculiar de los consultores teólogos dio respuesta positiva a la pregunta sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte de Isidoro Zorzano. El 13 de diciembre de 2016, la sesión ordinaria de los cardenales y de los obispos se pronunció en el mismo sentido.
El miércoles 21 de diciembre de 2016, el Papa Francisco recibió del cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, una relación detallada de las fases de la causa, ratificó el voto de la Congregación de las Causas de los Santos y autorizó que se publique el decreto por el que se declara venerable al siervo de Dios Isidoro Zorzano.
Romana, n. 63, julio-diciembre 2016, p. 356-359.