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Celebraciones eucarísticas en la fiesta del beato Álvaro del Portillo

Con ocasión de la memoria litúrgica del beato Álvaro del Portillo, el 12 de mayo, se celebraron Misas en diferentes partes del mundo. En Roma, el prelado del Opus Dei presidió la celebración eucarística en la parroquia de San Eugenio. Mons. Javier Echevarría resaltó, entre los aspectos más característicos de la personalidad del beato Álvaro, «su pasión por la unidad, por darse a todos» que «lo llevaba a vivir en plena comunión con el Papa y con los otros obispos, a animar a todos hacia la unidad fraternal y, por supuesto, a velar sin descanso por la unidad de esta pequeña porción de la Iglesia que es el Opus Dei». Señaló también que el beato Álvaro «caminó en primera línea, dando ejemplo de un hombre fiel a Dios» y sirviendo «a los fieles de la Prelatura y muchas otras personas que le pedían consejo, una palabra de aliento para su vida personal o para las comunidades a las que pertenecían».

En la iglesia del Espíritu Santo de Múnich celebró la Eucaristía el cardenal Reinhard Marx. Durante la homilía explicó que «don Álvaro dio a conocer, con su propia vida, que Cristo está entre nosotros, en medio de la vida de las personas». El cardenal Marx afirmó también que el Opus Dei supone «una respuesta a los desafíos de una sociedad secular y abierta».

«En mis ocasionales visitas a centros e iniciativas del Opus Dei —recordó— me llama notablemente la atención con qué variados métodos se lleva el Evangelio a la realidad vital de las personas, de manera que se introduce en los ámbitos de sus vidas». El cardenal Marx subrayó que «el camino para conseguirlo es la santificación de la propia vida». El Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana continuó exponiendo: «Me alegro de ver cómo hacen suyas las iniciativas del Papa Francisco y les doy las gracias por ello. La sintonía con el sucesor de san Pedro es una característica de la Obra».

En Lima, el cardenal Juan Luis Cipriani celebró la Santa Misa en honor al beato Álvaro en la parroquia Santa María Reina. «Hoy, al celebrar la memoria de don Álvaro, debemos fijarnos en los rasgos de su vida santa, entre ellas su lealtad a la Iglesia. Don Álvaro era un hombre de oración y trabajador; practicaba una obediencia alegre e inmediata», subrayó. Mons. Juan Luis Cipriani también resaltó que el beato Álvaro era un «hijo fiel de la Iglesia, de talante de veracidad. Realmente fue un gigante en su lealtad y amor a la Iglesia».

Romana, n. 62, enero-junio 2016, p. 141.

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