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Carta del prelado a los fieles del Opus Dei en Kenia con motivo de los atentados (3-IV-2015)

Queridísimo Silvano: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos de Kenia!

Minutos antes de los Oficios del Viernes Santo, siento la necesidad de escribiros para estar más cerca de cada una y de cada uno de vosotros. Las noticias de los desatinos —del atentado— de ayer han dado —es lógico— la vuelta al mundo, y desde el primer momento, me he sumado a vuestro pesar ante semejante violencia carente de sentido, y me uno de corazón a vuestros sufragios por las víctimas y al dolor de sus familiares.

Es necesario que viváis la realidad de esta comunión de los santos, que nos lleva a actuar siempre como una piña, unidos y muy seguros porque tenéis el apoyo de la oración y de la mortificación del Padre y de la Obra entera, y también de muchas almas. Yo cuento —ahora de un modo particular— con vosotros, con vuestra piedad, con el ofrecimiento de las inquietudes e incomodidades, con vuestra serenidad, porque estáis en las manos de Dios, que cuida de sus hijos, kenianas y kenianos, con esmero y, aunque pesa la Cruz, el Señor la permite para el bien de quienes le aman y de la humanidad.

En la Vigilia de mañana, que inicia el tiempo de Pascua: rogad con mucha fe al Espíritu Santo por los que han obrado semejante atrocidad, para que se arrepientan y rectifiquen.

Os pido que sostengáis mis intenciones, y no cejéis en el apostolado, convencidos de que la Trinidad sacará abundantes frutos de esta situación.

Termino repitiendo lo que os he dicho al inicio: contáis con la oración de toda la Obra, y de numerosas personas de bien, que con sus plegarias nos ayudan eficazmente. Procurad transmitir a vuestro alrededor sentido cristiano y paz: fomentad entre la gente que sepan perdonar y rezar por quienes cometen tan grandes desastres.

Os quiere y os bendice con inmenso cariño,

vuestro Padre

+ Javier

Romana, n. 60, Enero-Junio 2015, p. 98.

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