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San Josemaría en Andorra

En la madrugada del 2 de diciembre de 1937, un grupo de ocho personas hacía su entrada en Sant Julià de Lòria (Andorra). Terminaba así una angustiosa travesía de varios días por los Pirineos desde una España teñida de sangre por la guerra. La de Sant Julià era la primera iglesia no profanada que los expedicionarios veían en mucho tiempo. Uno de ellos era san Josemaría.

Al cumplirse setenta y cinco años de aquel evento, en Sant Julià y en Andorra la Vella se han celebrado diversos actos conmemorativos, el sábado 1 de diciembre, que han convocado a cerca de un millar de personas. Invitado por el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives, también el prelado del Opus Dei ha participado en los actos.

Por la mañana se procedió a la bendición, en la parroquia de Sant Julià de Lòria, de una imagen de san Josemaría realizada en bronce por la escultora Rebeca Muñoz. Se ve al santo en actitud de adoración, con los ojos fijos en el Santísimo Sacramento, situado en el antiguo retablo de la iglesia.

La cónsul de Sant Julià, Montserrat Gil, dio la bienvenida a todos los asistentes, y en especial a las autoridades eclesiásticas: “Setenta y cinco años después”, dijo, “los lauredianos tenemos un sentimiento especial hacia la figura de san Josemaría Escrivá de Balaguer y hacia todos los fugitivos que salvaron la vida pasando por nuestra tierra”. Y expresó su satisfacción por la nueva escultura, que “mantendrá viva su memoria”. También Mons. Vives, en nombre del obispado de Urgell (“instrumento sencillo pero necesario”, dijo, para acoger a san Josemaría al término de aquella travesía de los Pirineos), tuvo palabras sentidas para la comunidad parroquial de Sant Julià y para todos los presentes: “Sea bienvenido, Mons. Javier Echevarría, a esta que es hoy su casa, su parroquia, como lo fue hace 75 años para san Josemaría”, afirmó dirigiéndose al prelado del Opus Dei. Por su parte, Mons. Javier Echevarría tuvo palabras de gratitud para el arzobispo de Urgell y para la cónsul de Sant Julià, y tras manifestar que se sentía conmovido por el cariñoso reconocimiento que se estaba tributando al fundador del Opus Dei, hizo algunas consideraciones sobre el significado de aquel aniversario del paso de un santo por Andorra: su homilía se puede leer en la sección Del Prelado de este número de Romana.

Tras la bendición de la estatua, Mons. Vives y Mons. Echevarría fueron recibidos en la Casa de la Vall, sede del parlamento andorrano y edificio emblemático de la historia del país desde el siglo XVI.

Por la tarde, en el Centro de Congresos de Andorra la Vella tuvo lugar la sexta edición de la Jornada de Caminos de Libertad a través de los Pirineos, que organiza anualmente la Associació d’Amics del Camí de Pallerols de Rialb a Andorra. Su presidente, Joaquim Manich, dió la bienvenida a los presentes en esta edición que llevaba por título: “El paso de san Josemaría por Andorra en el año 1937”. El encuentro contó con la intervención de la Hble. Maria Rosa Ferrer, Cónsul de Andorra la Vella; de Mons. Joan-Enric Vives y de Mons. Javier Echevarría, quien pronunció un discurso que ofrecemos también en este número.

El acto incluyó la proyección de un vídeo de tres testimonios orales sobre el fundador del Opus Dei y su paso de los Pirineos: mossén Lluís Pujol, antiguo rector de Andorra la Vella; mossén Joan Porta, antiguo rector de Pallerols de Rialb, y el Dr. Juan Jiménez Vargas, uno de los expedicionarios que acompañaban a san Josemaría en 1937.

Romana, n. 55, junio-diciembre 2012, p. 387-388.

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