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Buenos Aires (Argentina): Tras las huellas de los santos

El 2 de octubre, con motivo del Año de la fe, la Universidad Austral acogió una jornada sobre las huellas de los santos. El rector, Dr. Marcelo Villar, introdujo los trabajos recordando cómo san Josemaría Escrivá de Balaguer había difundido la enseñanza de la llamada universal a la santidad. Dos hermanas Misioneras de la Caridad presentaron a la Madre Teresa de Calcuta, quien solía decir: “la santidad no es un lujo sino una obligación”. Explicaron que todos estamos llamados a dejar que Cristo actúe a través de nosotros, y dieron como ejemplo a la Madre Teresa, que con su dedicación amorosa hacia los más pobres de los pobres, nos ayuda a descubrir el amor que Dios nos tiene. Fernán de Elizalde, vicepostulador de la causa de beatificación del siervo de Dios Enrique Shaw (1921-1962), explicó cómo un empresario y marino podía ser santo; destacó que, sin descuidar a la familia (Enrique contrajo matrimonio con Cecilia Bunge y tuvieron nueve hijos), ni la rentabilidad de la empresa, supo preocuparse por sus trabajadores y llevó una vida centrada en Cristo. Finalmente, el Dr. Roberto Dotta habló del Venerable Álvaro del Portillo. Relató cómo cambió la vida de don Álvaro (el tercero de ocho hermanos en una familia profundamente cristiana) al encontrarse con san Josemaría. Al poco de conocerlo fue a un retiro predicado el fundador del Opus Dei. Era el 7 de julio de 1935 y don Álvaro comentaba en expresión castiza: “dio una meditación sobre el amor a Dios y el amor a la Virgen, y me quedé hecho fosfatina”. Aquél mismo día decidió incorporarse a la Obra y supuso para él un arranque de entrega, de generosidad y de compromiso fiel que se prolongó hasta su muerte. Por otra parte, también destacó el optimismo de Mons. del Portillo ante las dificultades, fruto de reconocer la mano paternal y amorosa de Dios detrás de todas las circunstancias.

Romana, n. 55, Junio-Diciembre 2012, p. 409-410.

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