Nairobi (Kenia). Evento cinematográfico en Nairobi
La película “There Be Dragons”, de Roland Joffé, fue presentada durante una premier que tuvo lugar en Strathmore University (Nairobi) el pasado 21 de noviembre, con la presencia del director británico y más de 300 invitados. Entre ellos se encontraban directores kenianos de cine, obispos, personalidades de la cultura y la empresa, así como numerosos profesores y alumnos de la universidad. Al concluir la proyección, y tras largos aplausos, Joffé contestó a las preguntas del auditorio. Un director de cine nacional le preguntó sobre el trasfondo histórico de sus mejores películas. Joffé explicó que la historia es importante porque demuestra en primer plano el valor de la libertad personal, y el impacto que tienen nuestras decisiones. “Se aprende mucho de la historia, de los errores y horrores del pasado”, dijo. “Al mismo tiempo, se le presenta al público los cambios profundos que el sacrificio y el amor humano pueden ocasionar en la historia y como ésta cambia a través del heroísmo escondido de muchas personas buenas”.
Durante su estancia en el país, Joffé pudo visitar tres instituciones educativas que comenzaron su andadura gracias al impulso del fundador del Opus Dei: Strathmore University, Kianda Girls High School y Kimlea Girls Training Centre (una escuela técnica rural), pioneras de la educación multirracial en Kenia. Joffé tuvo la oportunidad de hablar con profesores y alumnos, y también visitó algunas familias que se benefician de la actividad social y educativa de estas instituciones. De este modo, quiso palpar la huella de bien y de reconciliación que ha dejado san Josemaría —uno de los personajes de su última película— en África.
Durante su visita a Kianda Girls High School, una estudiante le preguntó sobre el enigmático título de su película. “Este film —explicó Joffé— es sobre la debilidad humana; esos dragones que todos llevamos dentro, contra los cuales nos cuesta luchar. Estos dragones los tratamos de resolver ahora con la ciencia, con las dietas, en fin, nos olvidamos de la libertad personal y del esfuerzo para luchar contra nuestras propias miserias. Hay dos cosas muy difíciles en la vida: amar y perdonar. Es más fácil odiar que amar. Un punto muy bonito, que descubrí en san Josemaría, es esa invitación que dirige a todos a hacer las cosas con perfección y por amor”.
Romana, n. 53, julio-diciembre 2011, p. 326-327.