Romana

Ettore Bernabei, una de las figuras más significativas del panorama televisivo italiano, tuvo el 23 de octubre un coloquio con universitarios en la RUI (Residenza Universitaria Internazionale).

“Es posible hacer buena televisión”: éste es, en síntesis, el mensaje que el ex-director general de la RAI (Radiotelevisión Italiana) y presidente de la productora Lux Vide transmitió en el coloquio. Bernabei explicó que las compañías de televisión nacieron como entes públicos en Europa y como sociedades comerciales en América, y dijo que el paulatino predominio del modelo comercial en todo el mundo, con la consiguiente imposición, por parte de los anunciantes, de una programación sin referencias de valor ético para no distraer la atención de la comunicación publicitaria, ha llevado a una televisión relativista, incapaz de presentar la realidad como creación que remite a un Creador.

En este contexto difícil, sin embargo, no es imposible ofrecer productos de calidad. Bernabei señaló, a modo de ejemplo, dos casos en los que la televisión italiana ha conseguido unir un contenido de alto nivel cultural o ético a un éxito popular incuestionable: una lectura comentada del último canto del Paraíso de Dante por parte del actor Roberto Benigni y un programa dramático sobre Juan XXIII, producido precisamente por Lux Vide, que al cabo de unos años de su emisión sigue teniendo el récord de audiencia en el género de ficción en Italia.

El futuro es prometedor, siguió diciendo Ettore Bernabei, porque el público ha madurado y ya no se deja seducir por la tele-basura. Gracias a las nuevas tecnologías, es el propio espectador, cada vez más, quien puede escoger los programas que desee. En consecuencia, más que por la creación de “acueductos” (emisoras televisivas) hay que preocuparse por la producción de “agua buena” (buenos programas): agua que fluirá luego por televisión, internet, teléfono móvil, etc.

Bernabei animó a los estudiantes de la RUI a afrontar seriamente, sin dejarse arrastrar por polémicas instrumentales, las problemáticas culturales y religiosas de la sociedad actual, y subrayó, en particular, la necesidad de una sólida preparación para poder transmitir una comunicación que acierte a expresar un estilo de vida coherente, auténtico, acorde con unos valores culturales, éticos y religiosos personalmente asumidos.