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Causa de Canonización de Mons. Álvaro del Portillo: acto de apertura en los tribunales eclesiásticos

El 5 de marzo en el Tribunal del Vicariato de la Diócesis de Roma, y el 20 del mismo mes en el de la Prelatura, en ambos con igual grado de competencia, se celebraron las primeras sesiones del proceso instructorio -de simple recopilación de pruebas- sobre la vida y virtudes de Mons. Álvaro del Portillo.

La primera sesión del proceso en el Vicariato de Roma tuvo lugar en la Sala della Conciliazione del Palacio Lateranense, en presencia de unas 400 personas, entre las que se encontraba Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei. El Cardenal Ruini, Vicario del Santo Padre para la Diócesis de Roma, abrió la sesión. Después de rezar el Padrenuestro, el Notario nombrado para este acto procedió a la lectura del acta y prestaron sus respectivos juramentos en el desempeño de sus cargos en primer lugar el Cardenal Ruini, y a continuación el Juez Delegado, el Promotor de Justicia, el Notario Actuario, el Notario Adjunto y, por último, el Postulador de la causa.

Finalizada la primera sesión del Proceso con la firma del acta, el Cardenal Ruini tomó nuevamente la palabra. En su discurso, después de hacer un bosquejo biográfico de la figura de don Álvaro, habló del prestigio del que gozaba en la Curia Romana: “fue especialmente relevante la prolongada y multiforme actividad de Mons. del Portillo al servicio de la Sede Apostólica. La profunda experiencia pastoral acumulada junto a San Josemaría, sus patentes cualidades humanas y su competencia teológica y jurídica, lo convertían en una persona apta para múltiples oficios”. Luego pasó a referirse a hechos más recientes: “las ocasiones que tuve de encontrar a Mons. del Portillo habían impreso en mí la persuasión de encontrarme ante un pastor ejemplar: en la firmeza de su adhesión a la doctrina de la Iglesia, en su unión con el Papa, en su caridad pastoral, en su humildad, en su equilibrio, se mostraba con total evidencia una riqueza interior nada común”. Concluyó diciendo: “para garantizar el éxito de los trabajos que nos disponemos a comenzar, invocamos la asistencia del Espíritu Santo, causa principal de la santidad en la Iglesia. Permitidme que también acuda a la intercesión de San Josemaría, de quien Mons. Álvaro del Portillo fue el hijo más fiel y, después, su primer sucesor. El servicio que don Álvaro prestó siempre a la Iglesia de Roma, la prontitud y la diligencia con la cual apoyó las iniciativas pastorales del Santo Padre en favor de su Diócesis eran parte de aquel amor a la Iglesia que había aprendido de San Josemaría”.

El 20 de marzo, en el aula Höffner del Palazzo di Sant’Apollinare, sede de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, tuvo lugar la primera sesión del Tribunal de la Prelatura para el proceso de Canonización de Mons. Álvaro del Portillo. En su desarrollo, la ceremonia fue muy similar a la que había tenido lugar dos semanas antes en el Laterano. Mons. Francisco Vives procedió a la lectura del acta, como Canciller de la Curia Prelaticia. El Prelado del Opus Dei, los miembros del Tribunal y el Postulador de la causa prestaron los juramentos referentes al desempeño de sus cargos. Por último, Mons. Javier Echevarría, como Presidente del Tribunal, tomó la palabra.

Recordó que “una semana antes de su tránsito al Cielo, don Álvaro, durante su viaje de oración por Tierra Santa, envió una tarjeta postal desde Jerusalén al Secretario personal del Papa, Mons. Stanislaw Dziwisz, en la que, entre otras cosas, le rogaba: mucho le agradeceré que haga llegar al Santo Padre nuestro deseo de ser fideles usque ad mortem, en el servicio a la Iglesia Santa y al Santo Padre”. Hoy, continuó Mons. Echevarría, “la lectura de este breve texto manuscrito de don Álvaro adquiere una relevancia especial por lo que sucedería unos días más tarde. Se podría decir que el Señor le tomó la palabra -usque ad mortem-: pocas horas después de su regreso a Roma, este siervo bueno y fiel -así lo definió Juan Pablo II- sería llamado a la presencia de Dios. El episodio encuadra muy bien esta ceremonia que tiene por protagonista a un Pastor que, hasta el final de sus días, nos ha dejado un testimonio de fidelidad”.

El Prelado se refirió después a varios párrafos de la Carta apostólica Novo millennio ineunte, en los que el Papa habla de la pedagogía de la santidad (cfr. nn. 29-41) y afirmó que “constituyen una invitación -dirigida a los pastores de la Iglesia-, para que propongan a los fieles el ejemplo de tantos cristianos que, también en tiempos recientes, han sabido poner en práctica la fe de manera heroica, en ambientes y situaciones que nos resultan cercanos. Sus vidas son, a la vez, un signo de esperanza”. A continuación agregó: “confío en que también la Causa de Canonización de Mons. Álvaro del Portillo aportará beneficios tangibles al pueblo cristiano. Estoy seguro de que a través de su figura muchos descubrirán el rostro paternal de Dios, que sonríe, que anima, que perdona”. Mons. Javier Echevarría concluyó diciendo: “al terminar su discurso durante la ceremonia de apertura de la parte de la encuesta diocesana que se desarrollará ante el Tribunal del Vicariato, el Card. Ruini ha querido invocar la protección de San Josemaría sobre las tareas del Tribunal. De todo corazón quiero encomendar yo también el trabajo de este Tribunal a la intercesión de quien Mons. del Portillo fue hijo fidelísimo”.

Romana, n. 38, Enero-Junio 2004, p. 80-81.

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