París, Francia. Coloquio en el Forum de Grenelle
El sábado 2 de febrero tuvo lugar en el Forum de Grenelle (París) un coloquio titulado “La santificación de la vida ordinaria, un mensaje para nuestro tiempo”, al que asistieron unas cuatrocientas personas.
Después de un bosquejo histórico desarrollado por Yves-Marie Hilaire, catedrático emérito de la Universidad de Lille III, sobre la emergencia de los laicos en el catolicismo europeo del siglo XX, Cyrille Michon, Maître de conférences de Filosofía en La Sorbona, puso en relación “la grandeza de la vida ordinaria”, predicada desde los años treinta por el Beato Josemaría, con “la prosa del mundo” de la que han hablado varios filósofos de los siglos XIX y XX y que evocan muchos pintores de la escuela flamenca.
Paul Olivier, profesor de filosofía del Liceo Masséna de Niza, desarrolló el tema de la filiación divina, noción que impregna la vida del Beato Josemaría. Mireille Heers, profesora titular del Instituto de Estudios Políticos de Estrasburgo, habló de “la libertad de los hijos de Dios” en las obras de Josemaría Escrivá, y la doctora Florence Allard repasó, a la luz de sus enseñanzas, el sentido cristiano de la vida, del sufrimiento y de la muerte. Por último, Jean-Luc Chabot, catedrático de la Universidad de Ciencias Sociales de Grenoble, subrayó varios aspectos de la doctrina social de la Iglesia en el pensamiento y en la acción apostólica del Fundador del Opus Dei.
El coloquio se desarrolló en dos sesiones, mañana y tarde, presididas respectivamente por Mons. Fortunato Baldelli, Nuncio apostólico en Francia, y por Mons. Olivier de Berranger, Obispo de Saint-Denis y presidente de la Comisión Social de la Conferencia episcopal francesa. En el acto de presentación, Mons. Baldelli comentó, entre otras cosas, que “Josemaría Escrivá había presentido, mejor que otros, que la invitación de Jesús: ‘si quieres ser perfecto...’ no está limitada a unos pocos sino que, al contrario, es una llamada dirigida a todos los discípulos; es la aspiración normal de todo bautizado. (...) En resumen, Josemaría ha sido en este punto un precursor del Concilio Vaticano II, que insiste tanto sobre la vocación universal a la santidad”.
Romana, n. 34, enero-junio 2002, p. 144.