envelope-oenvelopebookscartsearchmenu

Elección del prelado

El III Congreso electivo se inauguró el lunes 23 de enero, con una Misa del Espíritu Santo. Con Mons. Fernando Ocáriz concelebraron otros sacerdotes congresistas.

En la homilía, comentando la escena de Pentecostés, propuesta por el Evangelio de la Misa, el vicario auxiliar dijo, entre otras cosas:

«En esta Santa Misa, votiva del Espíritu Santo, acudimos al Paráclito para que nos ilumine en la elección de nuestro Padre y prelado próximo y de los trabajos que seguirán a continuación en el Congreso. Es lógico que nuestro pensamiento se vaya a san Josemaría, al beato Álvaro y a quien ha sido, durante los últimos 22 años, nuestro Padre y prelado».

«Debemos tener un deseo grande de ser transmisores de lo que hemos recibido, haciéndolo fructificar. En la escena de Pentecostés que hemos leído, el Espíritu Santo se manifiesta visiblemente de dos modos: como un viento impetuoso y como un fuego purificador. Necesitamos que el Espíritu Santo nos purifique constantemente para que cada uno de nosotros sea continuidad, para llevar la responsabilidad de la Obra en nuestras manos y para que nuestra alma apostólica sea “el viento impetuoso de la Pentecostés” del que nos hablaba san Josemaría».

«Sintiendo nuestra poquedad, debemos tener la conciencia de que la Obra está en nuestras manos. Pero sigue siendo siempre Obra de Dios: es el Señor quien hace la Obra. Ciertamente cuenta con nuestra correspondencia, con nuestra respuesta, con nuestro trabajo, con nuestra oración… Con la seguridad que nos da la esperanza, debemos estar siempre contentos, spe gaudentes (Rm 12,12), como dice san Pablo, porque Deus nobiscum, porque Dios está con nosotros, a pesar de las dificultades que puedan surgir, a pesar de nuestras propias limitaciones. Alegres en la esperanza».

«Paraclitus autem, Spiritus sanctus, quem mittet Pater in nomine meo, ille vos docebit omnia (Jn 14,26). El Espíritu Santo os enseñará todas las cosas. Pidámosle al Paráclito que nos enseñe, nos guíe, para elegir a quién él quiera. Al mismo tiempo le rogamos que asista ya al nuevo Padre. Él, que es el Amor personal infinito de Dios, se vuelque con toda la Obra: esa es la condición de unidad y de eficacia.

«La Virgen, Regina Operis Dei, en Pentecostés estaba constituyendo la unidad de la Iglesia naciente, reuniendo a aquellos 120 en el cenáculo, con los Apóstoles. Acudimos a ella para que nos confirme, según las palabras de san Pablo, «en la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz» (Ef 4,3).

A primera hora de la tarde del mismo lunes 23, el Congreso electivo procedió a las reuniones plenarias. Una vez completados los procedimientos establecidos a tal efecto por el reglamento específico del Congreso, se comunicó a los congresistas las propuestas que habían sido formuladas por el plenum de la Asesoría Central y, a continuación, se procedió a la votación.

Resultó elegido Mons. Fernando Ocáriz Braña, hasta el momento vicario auxiliar de la Prelatura. El primer escrutador, en nombre del Congreso, preguntó por su aceptación. Mons. Ocáriz respondió afirmativamente.

En la misma jornada se comunicó al Santo Padre el resultado de la elección y se pidió su confirmación. A última hora del mismo lunes 23 de enero, el Papa Francisco nombró prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz Braña. Con este nombramiento, Mons. Fernando Ocáriz se convirtió en el tercer sucesor de san Josemaría al frente de la Prelatura.

Romana, n. 64, Enero-Junio 2017, p. 14-15.

Enviar a un amigo