40 iniciativas contra la pobreza Madrid (España)
Son cientos de miles las personas que hoy en día se benefician del trabajo realizado por las numerosas iniciativas sociales que el beato Álvaro del Portillo animó a poner en marcha en los cinco continentes: desde hospitales en África, programas de capacitación de la mujer indígena en Latinoamérica o escuelas de formación profesional para adultos en Filipinas, hasta bancos de alimentos en Europa o centros de integración para inmigrantes en Estados Unidos.
Con motivo de su beatificación, y como muestra de agradecimiento al sucesor de san Josemaría, la Fundación Promoción Social de la Cultura organizó el Encuentro Internacional Álvaro del Portillo. 40 iniciativas contra la pobreza: una jornada de reflexión y de experiencias sobre la labor social, educativa y asistencial de los proyectos impulsados directamente por el beato Álvaro. Se celebró el 25 septiembre en el auditorio de la Fundación ONCE (Madrid) y contó con la participación de 21 directivos de estos proyectos sociales, llegados de dieciséis países. En el encuentro también se estrenó el documental “Trabajar para los demás, con Álvaro del Portillo” presentado por su productor, el argentino Guillermo Canova.
La presidenta de la Fundación Social para la Promoción de la Cultura, Jumana Trad, hizo llegar desde Irak un saludo de bienvenida a los asistentes. En sus palabras subrayó que las jornadas «podrían haberse llamado 40 maneras de cambiar el mundo, porque eso es lo que ha pasado desde que cada una de ellas se pusieron en marcha. Todas han cambiado la vida de muchas personas, con nombres y apellidos». Además, destacó la sintonía entre san Juan Pablo II y el beato Álvaro del Portillo: «Muchas de las iniciativas que hoy trabajan contra la pobreza material, cultural y espiritual son fruto del empeño de los dos por construir, con hechos, un mundo más justo y más humano».
Los representantes de los proyectos «expusieron sus experiencias basándose en testimonios de los beneficiarios y en datos que reflejan la trascendencia social en sus ciudades, la mejora de las condiciones de vida de sus poblaciones y el interés por contagiar esta dinámica solidaria a su alrededor», destacó Alberto Durán, representante de la Fundación ONCE.
La jornada afrontó la reflexión sobre la peculiar génesis de estos proyectos sociales, que tienen en común la inspiración cristiana —alentada por Álvaro del Portillo— la total autonomía de sus fundadores y la diversidad de fines adaptados a las necesidades de cada lugar y a su finalidad: la lucha contra la pobreza, la salud, la promoción de los derechos humanos y proyectos educativos y asistenciales, entre otros.
Entre los centros de educación con fuerte componente social, el público pudo conocer el trabajo de la Asociación Cívica Educar, en México. Su director, Juan Humberto Salazar, explicó que la institución promueve el desarrollo de escuelas para niños del Valle del Chalco, una zona superpoblada tras el terremoto de 1985. Hasta el momento, estas escuelas han ayudado a la formación de 1.500 niños, y su influencia social ha beneficiado a 30.000 familias mexicanas. Todo comenzó con una sugerencia hecha por Álvaro del Portillo, tras conocer las fatídicas consecuencias que dejó el seísmo en esta zona que, entonces, no tenía las infraestructuras mínimas.
Sobre los proyectos sanitarios impulsados por el nuevo beato, la jornada resaltó la puesta en marcha del Niger Foundation Hospital, en Enugu (Nigeria). Se trata de un centro hospitalario —inaugurado en 1993— que cada año atiende a más de 29.000 pacientes, la mayoría mujeres y niños. Con los donativos que esperan recibir de los participantes a la beatificación de Álvaro del Portillo, gracias a la ONG Harambee, podrá ampliar su sede con un pabellón materno-infantil que servirá para atender cada año a 12.000 personas más. Niger Foundation Hospital nació por iniciativa directa de Álvaro del Portillo, durante un viaje que hizo en 1989 a Enugu.
El encuentro también dio voz a los responsables de distintas iniciativas que trabajan para erradicar la pobreza existente en el interior de los países desarrollados. De especial actualidad resultó la presencia de la directora de Rosedale, un centro educativo para mujeres del Bronx neoyorkino (Estados Unidos), que cada año atiende a 300 alumnas y consigue que todas terminen sus estudios secundarios, en un país que busca soluciones para la integración de las personas que llegan en busca de un futuro mejor.
La promoción de los derechos humanos, especialmente la dignidad de la mujer, fue el tema de otra de las sesiones, liderada por Bele Okoye, responsable del área de Educación de Women’s Board Educational Cooperation Society (Nigeria).
Los directivos de estos proyectos solidarios quisieron destacar que la educación es un factor clave en la lucha contra la pobreza. Es, por ejemplo, la experiencia del Centro Educativo Técnico Laboral Kinal, que nació en un entorno de Guatemala donde el 90% de las familias viven en el umbral de la pobreza. Impulsados directamente por el nuevo beato, los promotores consiguieron una nueva sede más amplia donde 1.200 jóvenes y 800 adultos se capacitan para realizar trabajos técnicos.
La importancia de la educación fue avalada por testimonios personales, como el de Máxima Cora, una joven indígena de Bolivia que, con la ayuda del Instituto Técnico CEFIM, consiguió terminar el bachillerato para adultos y hoy es maestra para otras niñas. Por su parte, Edin Roberto, de la etnia maya quiché, nacido en Totonicapán (Guatemala) explicó cómo pasó su infancia sembrando maíz y haciendo ropa para vender y expresó la alegría que le ha supuesto poder estudiar Ingeniería Técnica en Kinal.
Romana, n. 59, julio-diciembre 2014, p. 364-366.