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Entrevista concedida a “Kung Kao Po”, semanario de la Diócesis católica de Hong Kong (realizada por K. C. Wong) China 16-XI-2008

Este año es el 25 aniversario desde que el Opus Dei pasó, después de un largo camino, a ser una Prelatura personal de la Iglesia Católica. Como cabeza del Opus Dei, ¿piensa usted que esta es su última configuración?

Sí, la prelatura personal es la forma jurídica adecuada al Opus Dei según la luz de Dios que recibió San Josemaría en 1928, y por tanto, su situación corresponde a esa configuración jurídica.

Cuando decimos que una prelatura personal es un reflejo auténtico de la teología del Vaticano II en cuanto al papel de los laicos, fieles seculares ¿cree usted que esto es apropiado a los desafíos del siglo XXI?

Naturalmente, el Concilio Vaticano II ha inspirado también muchas otras realidades, además de potenciar algunas que ya existían. Pienso que una prelatura personal es también una solución pastoral muy apropiada al mundo en que vivimos, con sus desafíos específicos. En una sociedad caracterizada, entre otras cosas, por la movilidad y por la multiculturalidad, una prelatura personal, es decir, una estructura jerárquica encabezada por un prelado cuya jurisdicción se circunscribe a la específica tarea pastoral que llevan a cabo los sacerdotes y fieles laicos de la prelatura, es una respuesta interesante. Pienso en las ventajas para canalizar muy eficazmente la tarea de formación de los laicos, aspecto decisivo de la actividad evangelizadora de la Iglesia: por ejemplo, para dar solidez a las familias, para llevar la luz de Cristo a la sociedad a través del trabajo, para contrarrestar el consumismo imperante con el testimonio de un horizonte lleno de sentido cristiano.

El Opus Dei es la primera institución en ser aprobada como “prelatura personal” según el nuevo Código de Derecho Canónico. ¿Piensa usted que le seguirán otras en un futuro próximo?

No sé si las habrá en un futuro próximo, pero no me sorprendería. Repito: me parece un instrumento pastoral flexible y muy eficaz. Al menos, esa es mi experiencia.

Recordando “El código Da Vinci” de Dan Brown ¿qué influencia ha tenido sobre el Opus Dei? ¿Ha tenido este libro, y los movimientos que originó, alguna influencia en la estrategia del Opus Dei con relación a los medios de comunicación?

Millones de personas conocen el Opus Dei por lo que es, y a esas personas, la caricatura de la Iglesia y del Opus Dei —como parte de la Iglesia— que presentan esas páginas no les puede producir más que pena. Quienes, en cambio, no conocían el Opus Dei y se han interesado, han podido informarse adecuadamente. Doy gracias a Dios porque en muchos casos esa curiosidad ha dado lugar, sucesivamente, al deseo de buscar a Cristo, de encontrarlo y de amarlo, con un compromiso cristiano serio: ha conducido a una conversión radical, unas veces; al descubrimiento de una llamada específica de Dios (al Opus Dei, por ejemplo), otras.

Algunos han criticado al Opus Dei por su atracción al poder. ¿Qué diría usted sobre el poder en la Iglesia?

Los fieles del Opus Dei intentan servir, como todos los católicos. Es el ejemplo de Cristo. El servicio que presta el Opus Dei a las diócesis en las que está presente consiste en contribuir a la difusión del mensaje de Cristo en medio del mundo. Basta preguntar a los miles de personas que reciben formación cristiana en centros de la Prelatura, para comprobar en qué consiste el papel del Opus Dei en sus vidas: una ayuda para comprometerse cristianamente en la mejora de la sociedad, para tener una mayor participación en la vida parroquial, para secundar más, rezar más y querer más al obispo y a los demás pastores.

Romana, n. 47, Julio-Diciembre 2008, p. 295-296.

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