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Congreso en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma

Del 8 al 12 de enero tuvo lugar en Roma el Congreso internacional “La grandeza de la vida ordinaria”, organizado por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz con motivo del centenario del nacimiento del Beato Josemaría. Las ponencias y discusiones del Congreso han tratado algunos temas centrales en las enseñanzas del Fundador del Opus Dei y su proyección sobre diferentes aspectos del quehacer humano.

Sesiones ordinarias

Las sesiones académicas se desarrollaron en dos lugares céntricos de Roma: el Complesso Monumentale di Santo Spirito in Sassia y el Palazzo dell’Apollinare, sede de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.

Ya en las primeras reuniones del comité organizador del Congreso, que se remontan al curso académico 1999-2000, había quedado trazado el perfil que tendrían estas jornadas: profundizar en las enseñanzas y el ejemplo del Beato Josemaría, mostrando la incidencia de su mensaje en la existencia personal y en la vida de la sociedad donde arraiga.

Tres conferencias componían la sesión plenaria de cada mañana, en el Complesso di Santo Spirito. El martes día 8, el Prelado del Opus Dei pronunció la lección inaugural, Perfil humano e intelectual del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer. Entre el público se encontraban numerosas personalidades de la vida civil y eclesiástica. Esa misma mañana hubo una exposición sobre el contexto histórico de la vida del Beato Josemaría, a cargo del profesor Giorgio Rumi, de la Universidad de Milán, y otra de Maria José Cantista, catedrática de Filosofía de la Universidad de Oporto, sobre algunos rasgos de la personalidad del Fundador del Opus Dei.

El miércoles 9 no hubo actos académicos: la jornada fue reservada a la celebración de la fiesta del centenario del Beato Josemaría. El celebrante principal de la Misa en honor del Beato a la que asistieron los congresistas, en la Basílica de San Eugenio, fue el Cardenal Camillo Ruini.

El Cardenal Ruini presidió el jueves 10 la sesión de la mañana, en la que Mons. Fernando Ocáriz, Vicario General de la Prelatura del Opus Dei, pronunció una conferencia sobre La universalidad de la Iglesia. Después de él hablaron el Arzobispo de Sydney, Mons. George Pell, sobre El cristiano, hijo de Dios, y Janne Haaland Matlary, profesora de Política Internacional en la Universidad de Oslo, sobre El trabajo, camino de santidad.

En esta segunda jornada de estudio estuvo presente el Patriarca de Jerusalén, Mons. Michael Sabbah, cuya comunicación iba a tener lugar por la tarde. El Rector de la Universidad, Mons. Lluís Clavell, le dio la bienvenida y le aseguró las oraciones de todos los presentes por la paz en Tierra Santa.

Los ponentes de la última jornada de conferencias, el viernes día 11, fueron el Prof. Antonio Aranda, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, la Prof. Mireille Heers, del Instituto de Estudios Políticos de Estrasburgo, y Pierpaolo Donati, Profesor Ordinario de Sociología de la Universidad de Bolonia. Hablaron, respectivamente, sobre Identidad cristiana y configuración del mundo, La libertad de los hijos de Dios y Sentido y valor de la vida ordinaria.

Las tardes estaban reservadas a las comunicaciones —o papers— y a los paneles de trabajo —o workshops—, celebrados principalmente en el Palazzo dell’Apollinare. Cada comunicación duraba media hora, y en cada aula se exponían tres o cuatro a lo largo de la tarde, agrupadas por bloques homogéneos sobre temas relacionados con alguna de las conferencias de la mañana; los asuntos abordados fueron muy diversos: desde la incidencia del pensamiento de Josemaría Escrivá en la inculturación de la fe en África (tema tratado por Charles Nyamiti, sacerdote y teólogo keniano) hasta el sentido del trabajo (tema del que se ocupó el Gran Rabino Ángel Kreiman, Presidente de la Confraternidad Judeo-Cristiana de Chile).

Al mismo tiempo tenían lugar los workshops, con una duración aproximada de tres horas. Dos de ellos se celebraron en el Complesso di Santo Spirito in Sassia, y el resto en la sala de lectura del Palazzo dell’Apollinare o en una de sus aulas. Giraron en torno a cada una de las siguientes áreas: Educación e investigación, Familia, Juventud, Solidaridad, Sacerdocio, Cultura y comunicación, Sociedad. En cada panel participaba aproximadamente una decena de expertos, y el público intervino animadamente.

En total han participado en el Congreso cerca de 1.200 personas de 57 nacionalidades.

Actividades extra-académicas

En la primera planta del Palazzo dell’Apollinare se habían colocado unos carteles con fotos y textos, que seguían las distintas etapas de la vida del Beato Josemaría. Había también varios expositores con libros recientes, folletos y audiovisuales. La Atheleia Foundation, de Filipinas presentó un CDrom interactivo con abundante material escrito, gráfico y sonoro: una biografía sucinta, fotos, los textos completos en inglés de los libros publicados del Beato Josemaría, declaraciones de distintas personalidades sobre la influencia de sus enseñanzas... En el IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), de Barcelona, habían realizado otros dos discos de ese tipo: uno se titula Familia y Profesión, y el otro Empresa y bien común.

En el Apollinare había, además, un aula destinada a la proyección de documentales; y en Santo Spirito in Sassia, una exposición de obras de arte relativas al tema del Congreso.

El lunes 7 por la tarde, víspera de la inauguración, fue presentado en el Palazzo dell’Apollinare el documental La grandeza de la vida ordinaria, realizado por Alberto Michelini. Refleja la influencia del mensaje del Beato Josemaría en personas de distintos países y ambientes culturales. El documental se pudo seguir en italiano, castellano e inglés.

El martes 8 por la tarde, el Ministro italiano de Comunicaciones, Maurizio Gasparri, presentó en la sede de la Universidad de la Santa Cruz el sello conmemorativo del centenario del nacimiento del Fundador del Opus Dei que se emitiría con fecha del día siguiente.

Por las tardes, y especialmente en el rato previo al comienzo de las sesiones vespertinas, la capilla del Santísimo de la Basílica de San Apolinar solía estar llena de personas que acudían a rezar. La organización había incluido, entre el material facilitado a todos los congresistas, un folleto con una homilía del Beato Josemaría Escrivá, La grandeza de la vida ordinaria, editada en cuatro lenguas. Al final del Congreso también recibieron un ejemplar de la edición especial del Via Crucis del Beato Josemaría en italiano, con ilustraciones de la pintora Paola Grossi Gondi.

El programa del jueves incluía un concierto sinfónico coral en el Auditorio della Accademia Nazionale di Santa Cecilia. Actuó el coro de la Accademia Filarmonica Romana, acompañado por la orquesta Amici Dell’Armonia, bajo la dirección del Maestro Mons. Pablo Colino. Antes del inicio del concierto, Léon Tshilolo, director del Centro Médico Monkole, de Kinshasa, agradeció a los presentes la generosidad de sus donativos: los fondos recaudados con la venta de las entradas se destinaban a esa clínica congoleña, promovida por fieles del Opus Dei, Cooperadores y amigos. Monkole —que cuenta, además de la clínica y de una escuela de enfermería, con varios dispensarios en distintas zonas de la capital del Congo— ofrece atención médica y programas de higiene, nutrición, salubridad doméstica, puericultura, alfabetización, economía... a unas treinta mil personas.

En ese mismo auditorio, el sábado 12 por la tarde, los congresistas tuvieron un encuentro con el Prelado del Opus Dei, en el curso del cual afloraron historias y preguntas diversas en torno a la santificación de la vida cotidiana.

Audiencia con el Santo Padre

Por la mañana de ese día, el último del Congreso, había tenido lugar en el Aula Pablo VI una audiencia con el Papa. Para los congresistas fue la ocasión de manifestar su cariño al Sucesor de Pedro.

Al comienzo de la audiencia, mientras atravesaba el pasillo central del Aula entre un mar de aplausos, el Papa fue abrazando y bendiciendo a los muchos niños pequeños que las madres más próximas le acercaban.

Cuando el Santo Padre llegó al estrado, el Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, le dirigió las siguientes palabras:

«Beatísimo Padre:

Con el corazón lleno de agradecimiento y de alegría presento a Su Santidad el homenaje del congreso organizado con motivo del centenario del nacimiento del Beato Josemaría Escrivá. A lo largo de tres intensas jornadas de trabajo, los congresistas han podido reflexionar desde distintas perspectivas sobre lo que constituye uno de los puntos focales del mensaje del Fundador del Opus Dei: el valor humano y cristiano de la vida ordinaria cuando se vive como el ámbito de la santificación y lugar de encuentro con Cristo.

Desde el primer momento las autoridades de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y los miembros del comité científico que ha coordinado la organización han tenido presente un criterio claro: el congreso no debería ser un acontecimiento sólo celebrativo, sino también apostólico y de impulso futuro. No se trataba de exaltar el recuerdo del Beato Josemaría Escrivá, aun reconociendo que estamos ante una figura de relieve para la historia de la Iglesia de nuestros días, sino sobre todo de profundizar en su mensaje, convencidos de que —como afirma el Decreto pontificio sobre sus virtudes heroicas— constituye “una fuente de luz inextinguible” para una sociedad que sólo redescubriendo la presencia de Dios en todo lo que ocurre, podrá captar plenamente su sentido humano.

Las intervenciones de los diversos oradores han glosado múltiples facetas de este mensaje y la huella que ha dejado en la vida de millares de hombres y de mujeres de muy distintas naciones y culturas. Ha sido un testimonio elocuente de la riqueza y eficacia universal del Evangelio cuando se acepta la enseñanza viva que desprende cada una de sus páginas: la Encarnación de Cristo muestra que todas las realidades humanas nobles encierran una dimensión divina.

El congreso no ha sido sólo ocasión de enriquecimiento intelectual, sino sobre todo un momento de reflexión personal para un compromiso espiritual más profundo.

La biografía del Beato Josemaría atraviesa casi por entero el siglo XX: presenció sus cambios sociales y culturales, sus crisis y los conflictos que hicieron de ese periodo uno de los siglos más traumáticos de la historia. Y recordó siempre que sólo en Cristo el hombre puede encontrar la luz y la fuerza para afrontar en el signo de la esperanza los problemas individuales y los colectivos.

El centenario de su nacimiento nos sitúa en los albores de este tercer milenio. Como Su Santidad recordó en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, las grandes sombras que se han levantado recientemente no pueden sofocar en el corazón de los creyentes el resplandor de la esperanza. Iesus Christus heri et hodie, ipse et in saecula! (Heb. 13, 8), ¡Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por todos los siglos!

Durante los trabajos del congreso se ha puesto de relieve el profundo sentido eclesial que ha informado la figura y las enseñanzas del Beato Josemaría. Fue en todo momento un sacerdote enamorado de Jesucristo y un hijo ejemplar de la Iglesia. Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam!, fue una de sus jaculatorias preferidas. Con esas mismas palabras deseo ahora, en nombre de todos los participantes del congreso y de todos los que se han sumado a nosotros, manifestar nuestra filial adhesión al Papa e impetrar su Bendición apostólica».

A continuación tuvo lugar el discurso del Santo Padre 3. Sus palabras penetraron en el núcleo de las reflexiones del Congreso. Antes de despedirse, impartió a todos su bendición apostólica: un verdadero impulso para que los congresistas, de vuelta a sus países de origen, afronten con empeño la empresa de hacer descubrir a quienes les rodean la grandeza de la vida ordinaria.

Romana, n. 34, Enero-Junio 2002, p. 115-119.

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