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Portugal: 4 a 9 de octubre de 2023

El prelado del Opus Dei llegó a Lisboa el día 4 de octubre a última hora de la tarde. Tres familias le dieron la bienvenida en el aeropuerto.

En Fátima, el 5 de octubre, fiesta en el país, tuvo lugar el primer encuentro de catequesis, con asistencia de más de dos mil hombres y mujeres de toda edad y condición. «Padre, ¿qué hacer cuando vivimos en un sitio donde no hay misas con frecuencia?», le preguntó una persona. Y otra: «¿Cómo desarrollar amistades en el mundo empresarial cuando se teletrabaja y las reuniones son siempre por Zoom?». Y otra aún: «¿Cómo podemos ayudar a las familias en crisis a empeñarse por llevar adelante su proyecto familiar?». A todos contestó el prelado con un consejo o una reflexión. La conclusión en todos los casos se resumía en una idea central: «¡Hay que rezar!».

Por la tarde, el prelado rezó en la Capelinha, uno de los lugares donde se apareció la Virgen. Se reunió con un grupo de matrimonios que se dedican a dar cursos sobre la familia. Cuando alguien le agradeció la visita, Mons. Ocáriz contestó con alegría: «Yo no estoy de visita, ¡estoy en casa!».

El viernes 6 de octubre, el prelado recibió a un grupo de jóvenes que participan regularmente en las actividades del Opus Dei. Uno le pidió un consejo para distinguir la voz de Dios de la propia voz. Mons. Ocáriz explicó que la oración es un diálogo con Dios y no un monólogo, y que requiere abandono en el amor de Dios. También animó a todos a tener confianza en el sacramento de la Confesión.

Ese día también tuvieron ocasión de saludar a Mons. Ocáriz algunos directivos y colaboradores de la AESE Business School. Por la mañana, además, el prelado visitó los colegios Mira Rio y Planalto, que reciben asistencia pastoral del Opus Dei, y se entretuvo personalmente con algunos padres, profesores, empleados y alumnos. En Planalto bendijo una imagen de Nuestra Señora.

El sábado 7 de octubre se celebró el segundo gran encuentro con familias de este viaje. Fue en el Aula Magna de la Universidad de Lisboa, con participación de cerca de 1.500 personas. Mons. Fernando Ocáriz pronunció unas breves palabras sobre cómo el amor transforma lo ordinario en algo extraordinario, y en aquel día dedicado a Nuestra Señora del Rosario recordó la eficacia de esta devoción mariana. Citando las enseñanzas de san Josemaría, destacó que todo puede ser una forma de oración, también el trabajo y el descanso, cuando se ofrecen a Dios. Luego tomaron la palabra algunos de los presentes, que como es habitual tenían historias que contar y buscaban consejos del prelado. Una mujer contó que había encontrado a Dios en medio de grandes dificultades, al quedar viuda en edad temprana, y agradeció la ayuda que en aquellas circunstancias le ofrecieron sus amigas del Opus Dei y algunos sacerdotes. No faltó un fado cantado con buena voz por una mujer acompañada por dos guitarristas: un avemaría escrita por el poeta Fernando Pessoa. Mons. Ocáriz dio por concluido el encuentro pidiendo a todos que rezaran mucho por el Papa y dando la bendición a los presentes.

El sábado estuvo también el prelado con un grupo de chicas que reciben formación en diversos centros del Opus Dei. El encuentro fue muy animado y participativo, con numerosos momentos musicales.

La visita de Mons. Fernando Ocáriz a Portugal continuó el domingo 8 de octubre con varios encuentros, clases de formación, celebración de la misa dominical y meditaciones.

«Me da mucha alegría ver a tantos sacerdotes, de diferentes edades, algunos más jóvenes, otros mayores y ya con mucha experiencia», dijo al comenzar una reunión con sacerdotes de todo el país. «En el fondo, como decía san Josemaría, todos tenemos la edad de Jesucristo, porque nuestra identidad, especialmente en el momento de la Misa y de la consagración, es ser el mismo Cristo». Una de las preguntas se centró en el conflicto entre la primacía de la oración, teóricamente tan clara, y el torbellino de la vida que nos aleja de esta prioridad. La recomendación del Prelado fue poner orden en la jornada y en las tareas: «Hay mil maneras de organizarse la vida, pero en cualquier caso lo más importante en nuestra vida es el trato con Jesucristo. Absolutamente: es lo más importante de todo. También porque de ese trato con Jesucristo depende la capacidad que tenemos de ayudar a los demás». En el encuentro salieron también historias animantes, como la de un párroco de las afueras de Lisboa que decidió iniciar la Adoración Eucarística perpetua y se llevó la sorpresa de que alrededor de quinientas personas se ofrecieran voluntarias para cubrir todos los turnos. No faltó un comentario del prelado sobre el amor al Papa, manifestado, en el caso de los sacerdotes, en dar ejemplo de unión con él y con los obispos, porque es algo fundamental en la Iglesia: el Papa es vicario de Cristo, y los obispos son los sucesores de los apóstoles.

El lunes a primera hora de la tarde, mons. Fernando Ocáriz se dirigió al aeropuerto de Lisboa, con destino a Roma.

Romana, n. 77, Julio-Diciembre 2023, p. 181-183.

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