Romana

Roma, 20 de octubre 1986

Queridísimo José María: ¡que Jesús te me guarde!

He recibido tu carta del 18 de septiembre, en la que me comunicas la próxima celebración de los 25 años de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de San Sebastián, ocasión en la que —como es de justicia— recordáis muy particularmente al primer Gran Canciller de la Universidad de Navarra, nuestro querido Padre. Quiero que sepáis que ese día, el 8 de noviembre, estaré unidísimo a vosotros y a la acción de gracias que dirigís a Dios por todos los frutos que ha concedido al trabajo realizado en ese Centro educativo.

Nuestro querido Fundador, que con tanto cariño y con tanta oración siguió la marcha de esa Escuela, y que tanto disfrutaba en vuestra compañía durante sus estancias en San Sebastián, seguirá teniendo con vosotros, desde el Cielo, detalles paternales, obteniendo de la Trinidad Beatísima abundantes luces y mucha ayuda sobrenatural para vuestra labor.

Al agradecimiento a Dios y también a los que, con gran espíritu de sacrificio, habéis contribuido a que esa Escuela Superior sea un eficaz instrumento de servicio a la sociedad y a las almas, uno mi oración confiada por vosotros en esta nueva etapa que comenzáis: ruego al Señor que sigan saliendo de esa Escuela ingenieros bien preparados profesionalmente, capaces de sacrificarse con generosidad por los demás, y con un hondo sentido cristiano de la vida, que vivifique todos los aspectos de su actuar y que sea fuerza transformadora para ellos y, a través de ellos, para el mundo contemporáneo.

A todos los que trabajáis en esa querida Escuela, a los alumnos actuales y antiguos, y a vuestras familias, os pide oraciones y os envía una cariñosísima bendición

vuestro in Domino

Alvaro